El Jubileo extraordinario de la
Misericordia, fue sin duda, una oportunidad latente para sentir el amor de Dios
hacía sus hijos, y aprender que pese a nuestra debilidad humana, es Él, quien
por su amor paternal y un corazón lleno de bondad, perdona la “miseria” que se pueda tener en el ser,
porque somos barro, un barro que se le dio un espíritu para aprender de sus
tropiezos y aciertos, gracias a lo que se le llama “libertad”.
El cruzar la puerta Santa, pudo
tener muchos significados e intenciones; que a lo largo de este año santo,
templos de todo el mundo abrieron para que la Fe de un pueblo se esperanzara
ante las diversas circunstancias que ocurren en la actualidad, pero que en
realidad, enmarcaron el encuentro íntimo con “El Rey de Reyes” y la apertura del templo vivo de cada persona
para dar testimonio de esa Misericordia con el hermano que lo necesita.
Para muestra de ello, la población
del municipio de Jalostotitlán, peregrinó el miércoles 16 de octubre al
Santuario de San Pedro Esqueda (mejor conocido como “El Mezquitito”, lugar
donde fuera martirizado este sacerdote alteño en la época de la Revolución
Cristera, mismo lugar que se convertiría en las puertas hacía la santidad y el
puente al cielo para todo el que cruce y pise con fe esta tierra santa).
Sacerdotes y pobladores partieron de Jalos en diversas modalidades (caminando,
camiones colectivos y/o particulares) todos con la misma finalidad, cruzar la
puerta Santa y ganar la última indulgencia que se otorgaba en este año Santo.
Sin duda, el camino sirvió para
reflexionar sobre las acciones hechas en el día a día y poder pedir perdón a
quienes se ofendió para así, dar testimonio vivo de la Misericordia de Dios en el
hermano.
Ya en el Santuario Mártir, el Sr.
Cura Guadalupe Torrano (párroco de la comunidad de Teocaltitán) dio la
bienvenida a los peregrinos, donde un gran número de éstos, aprovecharon la
oportunidad para acercarse al sacramento de la Reconciliación, a través del Sr,
Cura Torrano, Sr. Cura Fernando Miranda, Sr. Cura Miguel Domínguez y el Pbro.
José de Jesús Barba; para así poder participar plenamente en el banquete que da
la vida eterna.
Durante la homilía el Sr. Cura
Miranda, invitó a reflexionar sobre el sentido del Año Santo que finalizaba.
“La Misericordia de Dios es levantarse e ir al encuentro de su amor gracias al acercamiento que se da en
la reconciliación; ya que la chispa que impulsa a ser misericordiosos es el amor
y el perdón que se debe de dar a los demás, ya que ello transformará todo lo
malo que pudiese existir en nuestro interior y con los gestos de perdón que se
tengan diariamente seremos testimonios vivos de la Misericordia del padre, pese
la pequeñez de nuestros corazones y esto nos llevará a ser luz del amor”.
Además mencionó que la gran tarea
de cada miembro de la iglesia (una vez cerrada la puerta Santa) es dar
testimonio firme de que la Misericordia de Dios existe y que nosotros podemos
ser el conducto de ésta para alentar al que está separado de su creador.
Luego de haber reflexionado y
participado del banquete celestial,
Jalostotitlán, se unió por las intenciones del Santo Padre Francisco; para que
luego de haber peregrinado a un lugar santo, cruzado las puertas santas,
haberse reconciliado, haber comulgado y pedido por el Papa, poder obtener la
indulgencia plenaria que se otorgaba por la misericordia del Padre.
Por: Héctor Javier Álvarez Romero, corresponsal.
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