Desde las 4
pm comenzaron a llegar personas a la plaza de toros, lugar donde se llevó a
cabo la celebración; luego se rezó un rosario misionero donde los niños del Colegio La Paz participaron
emocionados. Para animar el momento, el coro del grupo de Renovación nos hizo poner de pie, aplaudir, y cantar a
Nuestro Señor.
Con este
evento se clausuró tanto la Misión en la cual visitamos las casas de la
población y rancherías, así como la Semana de la Familia, la cual fue notoria la respuesta en los
grupos; fue un verdadero trabajo tanto de sacerdotes como de los agentes de
pastoral.
Antes de la
celebración eucarística, tuvimos la intervención de la Sra. Adriana Ruvalcaba
Mejía y el Sr. Humberto, quienes compartieron motivaciones y reflexiones que crearon
un ambiente propicio para participar activamente en la Santa Misa.
Con alegría
recibimos una reliquia de San José Sánchez del Río que nos visitó para todavía
dar más realce a la ceremonia.
En el
estrado que se acondicionó para la celebración, se colocaron las imágenes de la
Inmaculada Concepción y la del Señor del Encino. Se hicieron presentes, los
cuatro sacerdotes de nuestro pueblo que colaboran en las dos parroquias: Sr
Cura Santiago López Vázquez, Sr cura Fco. Javier González Glez., Pbro. Saúl
Legazpi Sandoval y el Pbro. José Brígido Pérez Gutiérrez.
Al iniciar
la Eucaristía el sr cura Fco. Javier explicó el significado de una
consagración y del compromiso que
adquirimos al consagrarnos. Presidió la Santa Misa el sr cura Santiago y
algunas de las cosas que compartió en su reflexión, fueron las siguientes:
“Nuestro lugar está en el Corazón de Dios. Consagrarnos significa que queremos
pertenecerle a ellos, es un momento muy significativo porque está por concluir el Año de la
Misericordia. Esto no es un espectáculo,
es un momento de gracia y conversión.
Gracias a los agentes de pastoral por la semilla que han sembrado y que
sin duda alguna, va creciendo.
Nuestro pueblo tiene necesidad de la
Misericordia, Jesús y María son comunidad de amor, por eso nos consagraremos a
ellos; el Corazón de María fue el primero en amar al Corazón de Jesús y ella
como educadora, modeló el corazón de su hijo; en el Corazón de Jesús se refleja
el Corazón de su Madre. Él, con su
sangre derramada, nos compró para Dios y por el bautismo somos más suyos
todavía.
En la consagración, entregamos a
Jesús y a María, nuestra alma y cuerpo; le entregamos nuestras luchas, fatigas,
vocación, familia, vida… Al consagrarnos, le decimos a ellos que Sí; pero
solamente el amor de Dios puede mover a un amor más desinteresado; nos
comprometemos a amar más a nuestros hermanos, a cumplir los mandamientos de
Dios, llevaremos la cruz de cada día y haremos actos de reparación. No es una fórmula mágica que nos librará del
mal o el sufrimiento, consagrarnos es un acto de amor donde nos comprometemos a
cambiar nuestra vida, como a Zaqueo, nos
dice el Señor: ¡Bájate! Hoy quiero hospedarme en tu casa, entrégame tu corazón…
así como está. Señor, nos consagramos hoy a Ti y a tu Santísima Madre, en el
Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”
Al terminar la celebración, el Pbro.
Saúl nos invitó a ponernos de rodillas para todos juntos repetir la oración de
consagración… Fue un emotivo momento donde con humildad nos arrodillamos y a
una voz, como pueblo, oramos.
Después de la bendición, acompañamos
las imágenes de la Virgen y del Sr. Del Encino a sus respectivos templos
parroquiales en medio de música, cohetes y luces de colores que en el cielo se
expandieron…
Ojalá se note nuestro compromiso
hacia Dios con nuestros actos y así Yahualica poco a poco sea un pueblo más
unido donde se viva día a día la misericordia.
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