Las
campanas a vuelo en la fría mañana del sábado 12 de noviembre de 2016,
anunciaron la llegada del nuevo vicario a la parroquia de San Miguel de
Yahualica. Ni la lluvia ni el frío impidieron que la comunidad nos congregáramos en el templo parroquial para
participar en la Eucaristía a la cual también asistieron familiares del Padre
Marco Antonio y feligreses de la parroquia de la Inmaculada Concepción (La
Concia) en donde fue párroco.
El
Señor cura Santiago en la homilía agradeció la generosidad con la que el Padre
Marco Antonio aceptó esta encomienda; luego el Padre Marco Antonio expresó
entre otras cosas, lo siguiente: “Quiero mirar a San José como aquél santo
varón que provoca que la Iglesia sea una, él tiene que sacar a Jesús y a María
para seguir en esa unidad de familia, que nos hace decir: somos la Iglesia;
también contemplar a la Inmaculada Concepción, ya que en María recordamos que
la Iglesia es santa, entonces, todo aquello
que nos aparta de la santidad de Dios debe ser vencido, aplastado por el
pie de la Señora Santa; contemplar al Sagrado Corazón de Jesús, Niño de
Flamacordis, pero también al Señor del Encino y recordar que la Iglesia que es
una, santa, pero también es católica y donde se encuentre Cristo, ahí está la Iglesia
y donde se encuentre el amor de Cristo, allí hay comunidad; mirar al Señor del
Encino nos llena de amor, pero también de pasión por la Iglesia; con los brazos
siempre extendidos, abiertos, inclinándose un poco, como abrazando, recibiendo a todos; en esa universalidad de la
Iglesia, todos somos hermanos; y no hay una parroquia, ni otra parroquia, y no
hay un sacerdote, ni otro sacerdote... Hay un corazón que ama y es el corazón
de Cristo y en ese corazón traspasado es donde encontramos consuelo. Finalmente,
contemplar a San Miguel, y recordar que la Iglesia es apostólica; San Miguel,
el enviado por Dios, para recordarnos que no hay nadie como Dios, mirarlo para
pedirle que nos proteja siempre, sobre todo a la amada parroquia de la
Inmaculada Concepción, que vive en ese ambiente tan adverso, tan difícil, tan
lleno de temor; no se olviden de invocarlo ¡Quién como Dios! Él los defiende,
los protege, puede romper cualquier cadena y prisión, sobre todo la de la
violencia; no están solos, San Miguel está con ustedes”.
“Cuando a mi abuelito le platiqué
que me cambiaban a esta parroquia, con su experiencia de cien años de vida, sus
palabras fueron muy sabias: Vas a una parroquia de San Miguel, al templo de San
Antonio; yo me llamo Miguel, tú te llamas Antonio, Dios nos sigue hablando y
siempre estará con nosotros”.
Al terminar la celebración,
continuó la fiesta en la presa, donde disfrutamos de típica comida y buena
música, conviviendo así, con las personas de la Concia y Valle de Guadalupe que
acompañaron al padre a su nuevo destino.
¡Bienvenido
padre Marco Antonio!
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