lunes, 22 de febrero de 2016

Bienvenido “Pastor con olor a oveja”



Llegó el momento en que el Santo Padre Francisco pisara tierra azteca por primera vez, y por ello, las calles de la Ciudad de México se pintaron de colores blanco y amarillo (además del tradicional verde, blanco y rojo) ello como muestra de la unión entre uno de los países más ricos en cultura y tradición (México) y el país más pequeña del mundo (Vaticano).
Por fin se llegó el momento en que el Santo Padre se encontrara con un pueblo Mariano, que luego de haberlo estado esperando desde hace más de dos años (desde su elección Papal) el 12 de febrero del 2016, el sucesor 266 de San Pedro, llegara a las 19:20 hrs al aeropuerto internacional de la Ciudad de México.
Horas antes de que aterrizara el avión, que trasladó al Papa Francisco, el hangar presidencial se fue llenando poco a poco de fieles católicos, representantes de la iglesia Mexicana, representantes de las autoridades civiles y prensa; mismos que serían los encargados de dar la bienvenida al Vicario de Cristo en la tierra.
Dentro de los preparativos que se tuvieron para la bienvenida del Santo Padre, se planeó una muestra de la riqueza cultural que engrandece a nuestro país (mediante bailables folklóricos y música regional mexicana) mismos, que de alguna manera, le dirían al mundo entero que esta tierra estaba más que preparada para recibir a  S. S. Francisco; pero no sólo esto, sino que las porras, los vivas y muestras de cariño se hacían cada vez más presentes, escuchándose, “¡Francisco, hermano, ya eres mexicano!”.
Una vez que Francisco pisara suelo mexicano y que el Nuncio Apostólico en México, D. Christopher Pierre diera la bienvenida, a bordo del avión papal, al Santo Padre fue saludado por el presidente de los Estados Unidos Mexicanos, Lic. Enrique Peña Nieto y su esposa la Sra. Angélica Rivera de Peña; quienes, en conjunto recorrerían una alfombra roja para saludar a parte de los ahí presentes.
Finalizada esta breve ceremonia de bienvenida, Su Santidad, abordó el papamóvil, en el cual, recorrería por primera vez alguna de las avenidas principales de la Ciudad de México hasta llegar a la Nunciatura Apostólica.

Fue así como el “Misionero de la Misericordia y de la paz” recibiera la primera muestra de cariño de un pueblo mariano.  
Por: Héctor Javier Álvarez Romero, corresponsal.
La Vocación es un regalo. Eso ya lo sabemos. La vocación en un camino, eso también ya lo sabemos. La vocación implica un sinfín de actitudes en aquel que es llamado.
Un factor que aparece siempre cuando Jesús llama a alguien es la renuncia. Tal sea ilógico en el pensar actual el hecho de tener que renunciar a un buen propósito por la inseguridad de un proyecto que se sabe que no está controlado por nosotros mismos.
Muchos jóvenes que se sienten llamados a vivir la vida religiosa o sacerdotal pueden llegar a experimentar cierta angustia al tener que renunciar a sus más grandes anhelos y el lógico pensarlo. Sin embargo Jesús es claro, hay que dejar todo: madre, padre, hijos, tierras, proyectos. Al menos a nuestro ojos así lo parece, pero la vocación que Dios tiene reservada para cada uno nosotros es un regalo que viene a dar otro sentido a los propios bienes. Si pensamos que la renuncia es necesaria para poder cuadrar del todo con la voluntad de Dios todo tiene un sentido nuevo. Del mismo que para poder llenar un recipiente de un contenido precioso, es imposible hacerlo si dentro tiene algo, que aunque también valioso, no se lleva del todo con lo que Dios propone.
Es muy claro que solo es capaz de renunciar a todo y seguir a Jesús aquel que ha encontrado un gran tesoro, como la Perla preciosa del Evangelio, solo quien se ha encontrado con el amor sin fin de Dios y quien sintoniza con el misterio del corazón de Jesús que quiere obrar por mediación del que es llamado.
Si pensamos en la figura de los apóstoles que dejaron todo al instante podemos preguntarnos, ¿qué vieron en Jesús que tan atractivo vieron para no titubear y dejar lo que estaban haciendo?, ¿qué ha impulsado a tantos santos que dieron su vida hasta al extremo por Jesús?, ¿Qué hay en la vida consagrada y sacerdotal que tantos hombres y mujeres viven felices sin tener aparentemente nada? Sin duda la respuesta puede ser: encontraron el amor de Jesús, su compañía que hace que lo demás sea basura, estorbo.
La vocación es una aventura que implica el riesgo de dejar las seguridades y humanas y nadar en los brazos de Jesús. La vocación en vaciarse a sí mismo para dejarse transformar por Jesús, un renovarse en el corazón.
No debemos de confundir el hecho de renunciar como una huida del mundo, una negación extrema de lo que se es, pues Dios llama a personas con una historia determinada. Dios no pide que vivamos simplemente enajenados de nosotros mismos, no, Dios quiere que ofrezcamos conscientemente y con un amor puro, como una ofrenda, la propia vida para el servicio de los demás.
Dejar las redes en la barca, la mesa los impuestos, los muertos, la familia, la mujer, los hijos, el proyecto, la comodidad, la seguridad por el seguimiento cercano de Jesús es algo maravilloso si se vive con amor, con felicidad, con una verdadera entrega.
No suceda con nosotros lo que al joven rico: Maestro bueno ¿qué he hace para obtener la vida eterna?… Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: “Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; entonces vienes y Me sigues.”  Pero él, afligido por estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.



MENSAJE PARA LA CUARESMA 2016

San Juan de los Lagos, Jal., 5 de febrero de 2016.





A los sacerdotes, religiosos, religiosas, seminaristas y fieles laicos de la Diócesis de San Juan de los Lagos:
Hermanos: Paz y bien.
Al llegar la cuaresma del Año del Diálogo con el Dios vivo y misericordioso, envío este mensaje a toda la familia diocesana. Es un mensaje diocesano en sintonía con el Mensaje cuaresmal del Santo Padre Francisco sobre las obras de misericordia proyectado a los puntos focales de nuestra realidad, y desde la prospectiva de una renovación parroquial.
La Cuaresma se orienta al Misterio Pascual, corazón del año litúrgico, y esta cuaresma está precisamente en el corazón del Jubileo. Es decir, el tiempo fuerte del Jubileo se entrelaza con el tiempo cuaresmal, para la conversión y el crecimiento espiritual de cada cristiano y de toda la Iglesia.
Una espiritualidad de misericordia.
La Cruz de Cristo constituye la cumbre de la revelación de la misericordia infinita del Padre. Jesús es el rostro de tal misericordia y su costado se abre para que todos puedan sacar a manos llenas del amor que perdona, regenera y redime. Por eso el Papa pide que “la Cuaresma de este Año Jubilar sea vivida con mayor intensidad, como momento fuerte para celebrar y experimentar la misericordia de Dios” (MV 17).
Teniendo fija la mirada en el Crucificado, revivimos, en la liturgia y en la vida, todo lo que Él sufrió por amor nuestro y que no ha dejado de estar presente en la historia. El cristiano que ha experimentado la misericordia divina, aprende diariamente a inclinarse sobre las heridas del pobre para hacerle sentir también a él que Dios es misericordioso. De aquí la propuesta profética del jubileo y de la cuaresma como tiempo para revisar el camino de la propia vida y escuchar en el grito del pobre al mismo Cristo que toca a la puerta de nuestro corazón.
Las obras de misericordia son corporales y espirituales, porque el hombre está formado de cuerpo y alma juntos. Con la Encarnación, el cuerpo humano ha sido divinizado, y por eso la Iglesia lo ama y defiende junto con el alma. Las obras de misericordia transmiten esta visión unitaria de la persona, con indicaciones muy claras también para nuestra acción social y eclesial.
Son una modalidad muy sencilla, concreta, directa, viva, cotidiana, al alcance de todos, para vivir la misericordia del Jubileo. Describen lo que cada día podemos en concreto hacer como cristianos. Y en este Jubileo, nos dan además la oportunidad de beneficiarnos del don de la Indulgencia plenaria.

En este mensaje diocesano quiero ofrecer algunas indicaciones sobre las posibilidades que ofrece nuestro proceso diocesano de pastoral, con el fin de intensificar nuestra espiritualidad pastoral practicando la misericordia en el ámbito individual, social y eclesial.
Poner especial empeño en la Campaña de la Caridad, yendo más allá de las alcancías y colecta, valorizando la comunión de bienes y la solidaridad cristiana con los más necesitados.
Que el ayuno del miércoles de ceniza y del viernes santo, la abstinencia de los viernes, y los propósitos de cuaresma consistentes en alguna mortificación, no se desliguen de la caridad: que depositemos en la alcancía lo que nos ahorramos al no comprar o consumir determinado alimento, evento u objeto.
El miércoles de ceniza, 10 de febrero, es como la Puerta de ingreso en este tiempo fuerte de misericordia. Para gran parte de nuestro pueblo, el recibir la ceniza y besar el Cristo el viernes santo es lo único que realizan. Cuidar mucho estos dos momentos. Que la ceniza en nuestras cabezas sea el signo de nuestro propósito de hacer un recorrido en el cual todos experimentemos la misericordia de Dios y la ejercitemos con los más necesitados de la comunidad.
La Jornada del Enfermo, y toda la semana de salud, ofrece múltiples espacios para ejercer la misericordia en una cercanía cordial a las personas que sufren rupturas internas; aprovechémoslas para consolidar la vocalía de Salud integral en la Parroquia.
Del 13 al 17 de febrero, la visita del Papa Francisco como mensajero de paz y misericordia para toda la Nación, nos dejará varios mensajes que impulsarán y orientarán nuestra acción pastoral desde una óptica de paz y misericordia.
A los Ejercicios Espirituales que, con excepción de los de adolescentes y jóvenes, versan sobre la oración, se les oriente hacia la práctica de la misericordia. Son ocasión para una sincera revisión de vida y un examen de conciencia sobre las motivaciones profundas de nuestra acción pastoral.
La Ofrenda Diocesana (21 de febrero), como generosa colaboración en todas las obras diocesanas, cubre muy bien las características jubilares, equiparándose a una ayuda a obras de beneficencia pública, por lo que nuevamente puede ser un medio para recibir el don de la indulgencia plenaria, con las debidas disposiciones. 
En la iniciativa de las “24 horas para el Señor” (4-5 marzo), y en el cumplimiento del precepto pascual, podremos pasar por la Puerta de la Misericordia del Confesonario, y hacer de la Eucaristía el centro de nuestra vida y el tiempo más fuerte de misericordia. Tomar acuerdos en el Decanato.
Las Lecturas de la Misa en este tiempo no sólo afirman que Dios es misericordioso, sino indican con claridad que sus hijos debemos ejercitarnos para vivir un amor más grande haciéndonos cargo del cuidado de los pequeños, los pobres y los indefensos, que tienen un rostro y una historia viva. Cada Celebración Eucarística debe proyectarse a las obras de misericordia.

El Día de la Familia (6 marzo) es una buena ocasión para atender esta institución en sus múltiples formas de concretarse, y atender sus múltiples situaciones.
Conviene organizar peregrinaciones jubilares a los santuarios, con ocasión de clausuras de Ejercicios, fiestas, alguna conmemoración parroquial, o en los días con indulgencias.
Todas las celebraciones de la Semana Santa (Marzo 20-27), tan valorada en la piedad popular, que se manifiesta en palabras, gestos, signos y símbolos, nos sumergen en la misericordia de Cristo, que en su entrega por nosotros nos salva, particularmente el lavatorio de los pies el jueves santo, el viacrucis y la adoración de la Cruz el viernes santo, y la vivencia de la Vigilia Pascual, culmen de todo el año litúrgico.
Acrecentar la práctica de las obras de misericordia
El Mensaje cuaresmal del Papa Francisco se titula: “‘Misericordia quiero y no sacrificio’ (Mt 9.3): Las obras de misericordia en el camino jubilar”. Por eso también tener en cuenta algunas indicaciones, desde nuestro proceso diocesano de pastoral, para practicar las obras de misericordia en el ámbito individual, social y eclesial.
a) Obras de misericordia corporales:
1. Dar de comer al hambriento: Sensibilizar sobre el sentido de que la comunidad se hace cargo de los pobres al entregar despensa a algunas familias y personas pobres en relación a la Misa mensual de la Divina Providencia y lograr un campo más amplio de bienhechores. Crear o mejorar los Comedores para pobres, migrantes y campesinos. Ofrecer medios de formación nutricional. Participar en las campañas contra la desnutrición la bulimia y la anorexia, y las enfermedades por excesos de calorías. No especular ni lucrar con los alimentos, ni esconder o encarecer mercancías, ni ofrecer productos caducados, adulterados o malos. Cristo ha ordenado a sus discípulos: “Denles ustedes de comer”.
2. Dar de beber al sediento. Luchar en contra del desperdicio del agua o su contaminación. Igualmente, participar en campañas contra enfermedades producidas por mosquitos que se desarrollan en aguas estancadas y podridas; y contra el abuso de bebidas embriagantes y su venta a menores. Apaguemos la sed de Jesús viviendo nuestro Bautismo y tratando de saciar la sed profunda que sufren tantos hermanos (sed de amor, de atención, de cultura, de orientación, de sentido, de fe…).
3. Vestir al desnudo. Organizar mejor los bazares de ropa, ofreciendo algo bueno y al alcance de los pobres. Favorecer la cultura del “compartir evangeliza”. No dejarse esclavizar por las modas y concientizar sobre el sentido moral del vestido. Luchar contra todo tipo de desnudez (quitar sus bienes al prójimo). Revestir de buena fama y dignidad a quienes hemos despojado de ella. Hacer recorridos por las zonas marginadas para ofrecerles lo que realmente necesitan y les es útil. Revestirnos de los sentimientos y la vida de Cristo. Abastecer de vestiduras dignas para la celebración de los misterios sagrados.


4. Hospedar al peregrino. Atender bien a quien toca a nuestra puerta: pordioseros, migrantes, vendedores, hermanos separados, peregrinos… Participar en la pastoral de migrantes y colaborar con las Casas que los atienden, así como en la atención a los peregrinos. Buscar cómo hacerse cargo de las familias que vienen de fuera y se asientan en nuestros pueblos, y a quienes no tienen vivienda. Reconocer en ellos a Cristo. Recorrer los asentamientos de trabajadores temporales y paracaidistas, las terminales de autobuses, para ver cómo se puede ayudar a las personas.
5. Visitar al enfermo. Atención a los enfermos y a sus familiares; atender los hospitales, sobre todo los populares. Facilitar acceso a servicios de salud a quienes carecen de ellos. Acompañar a los enfermos, ancianos y discapacitados que están en casa o en centros de asistencia, en sus enfermedades físicas, psicológicas o morales, ofreciéndoles atención integral y los servicios necesarios, incluyendo los auxilios espirituales. Aprovechar los talleres para cuidados paliativos, atención básica a enfermos terminales, rehabilitación, escucha y discernimiento, etc. Apoyar los centros existentes: Clínica de Salud integral, Casa Fraterna para la Discapacidad, Centros de rehabilitación, Dispensarios médicos, etc.
6. Visitar a los presos. Preocuparse por los encarcelados, pues son hermanos nuestros y de la forma en que vivan su reclusión dependerá su retorno a la sociedad; atención a su familia, sensibilización de la población, apoyo de justicia, llamado a la conciencia, apoyar la pastoral carcelaria, interés por mejorar las cárceles y sus programas. Aprovechar los talleres y campañas de prevención del delito, y crear o sugerir alternativas de rehabilitación. Continuar reflexionando en los talleres de reconciliación y paz.
7. Sepultar a los muertos. Aunque las funerarias realizan ese servicio, los familiares del difunto necesitan apoyo y acompañamiento, en lo moral y económico, no sólo en el funeral. Cuidar la digna sepultura de cadáveres no identificados, pordioseros, niños abortados, con la conciencia del sentido del cuerpo como elemento integral de la persona humana, templo e instrumento del Espíritu, redimido por Cristo y desinado a la gloria. Contrarrestar las creencias en la reencarnación o la aniquilación. Se permitió la incineración si no negaban la inmortalidad, pero las cenizas deben tener un digno recipiente y sepultarse en un lugar propio (cripta o columbario); es contrario al sentir de la Iglesia esparcirlas al aire o al agua, guardarlas en casa o venerarlas.
b) Obras de misericordia espirituales:
1. Enseñar al que no sabe. Colaborar con las escuelas y centros de formación, haciendo una verdadera comunidad educativa entre alumnos, educadores, papás y personal de auxilio. Iniciar o asesorar en el uso evangelizador de las tecnologías de la comunicación. Enseñar manualidades, artesanías, oficios, pericias, como alternativas ante la desocupación. No guardarse los saberes en cuanto a remedios, cocina y otros secretos adquiridos por la experiencia si son útiles a la comunidad y se ejercen sin lucro. Instruir sobre los principios morales, doctrinales y espirituales, para un recto obrar.


2. Dar buen consejo a quien lo necesita. Crear o mejorar los centros de consultoría. Ofrecer posibilidades y alternativas de dirección espiritual. Impulsar los grupos de autoayuda. Conocer el Catecismo de la Iglesia Católica para responder dudas e interrogantes comunes y ofrecer el sentido de la vida y de los acontecimientos. Buscar y acompañar a quienes se rezagan o resienten.
3. Corregir a quien se equivoca. Seguir los pasos de la corrección fraterna que  nos señaló el Señor (Mt 18,15-20). Promover la revisión de vida en los grupos a la luz de la fe, la práctica diaria del examen de conciencia. Apoyar los grupos de autoayuda y centros de rehabilitación con participación social responsable. Hacer campaña contra la murmuración y el juicio severo. Enseñar a discernir y orar.
4. Consolar a los tristes. Atender a personas en duelo, depresión, abandono, quiebra, enfermos terminales, etc., aprovechando los talleres de capacitación que se ofrecen. Hacer brigadas de detección, atención y orientación. Ser creativos para hacerles llegar algún detalle de apoyo. Apoyar la pastoral de salud integral.
5. Perdonar las injurias. Crear ambientes más positivos y propositivos y ofrecer mediación en los conflictos. Hacer retiros espirituales que acompañen en el proceso del perdón. Atender a las personas que han sido víctimas de la violencia, la delincuencia y el crimen. Reconocer los propios errores y aprender a ofrecer disculpas. Organizar cursos de ESPERE (Escuela de perdón y reconciliación). Mejorar la preparación y celebración del sacramento de la Reconciliación.
6. Sufrir con paciencia las debilidades del prójimo. Ser tolerantes con quienes piensan o actúan diferente. Capacitarse en el diálogo y la concertación. Partir de la aceptación de la realidad y la valoración de la persona. Pensar en la Pasión de Cristo, la paciencia y comprensión que nos tiene.
7. Orar por los vivos y por los difuntos. Rezar diario el Santo Rosario por los difuntos. Apoyar los grupos de oración. Enseñar a las personas a orar. Crear mecanismos de intercesión permanente. Revisar los subsidios de oración popular. Orientar la devoción a las ánimas del purgatorio. Intensificar la oración.
Conclusión
El cristianismo no es una religión de ideas, sino nace de una experiencia viva y se consolida en lo ordinario de la vida. Tampoco es una religión de puro sentimentalismo, pues la misericordia no es un sentimiento de vaga reconciliación universal sin incidencia en la vida diaria, sino que debe proyectarse en el ámbito individual, comunitario y social.
Les sigo pidiendo su oración y les envío a todos mi bendición.


+ Felipe SALAZAR VILLAGRANA

Obispo de San Juan de los Lagos

A los pies de la Guadalupana




Por fin llegó uno de los momentos más esperados de la primera visita apostólica; llegó el instante en que S. S. Francisco celebrara su primera misa en tierra azteca y que se encontrara en la intimidad con la Reina de México; en un lugar único e irrepetible, en un lugar especial para todos los mexicanos y ¿por qué no? para todo el pueblo americano. Un lugar santo, en el que la madre de nuestro Salvador decidió mostrarse al más pequeño de sus hijos, a un joven indígena, que con un corazón noble se convirtió en «el embajador, muy digno de confianza» y en el mensajero de fe para todo un pueblo que tenía sus creencias en distintos dioses; y que después de este gran milagro, permitirían la entrada a Dios en sus corazones.   
Luego de un recorrido por algunas de las avenidas de la Ciudad de México, el Papa Francisco, llegó a la Basílica de Guadalupe, en donde minutos antes de que comenzara la Celebración Eucarística, el Santo Padre se encontró con miles de peregrinos que muy ansiosos esperaban su llegada y que sin duda alguna le entregaron su corazón sin importar el tiempo de espera y el arduo recorrido que realizaron para encontrarse con su pastor.
Porras, gritos y cantos, se escuchaban en todo el interior de la basílica y en la explanada guadalupana los bailes y brincos no se hicieron esperar, pues el representante de Cristo estaba por arribar.
Una vez que Francisco llegará a la plaza mariana no cesaban de escucharse al unísono “¡Te queremos Papa, te queremos!”, “¡Francisco, hermano, ya eres mexicano!”, “¡Francisco, amigo, eres bienvenido!”, “¡Ésta es la juventud del Papa!”, “¡Queremos la bendición!”; mismos gestos que generaron que el Papa pudiese olvidar cualquier síntoma de cansancio físico tras un viaje extenso; ¿y cómo no hacerlo? Si los mexicanos se le entregaban como sólo nosotros lo sabemos hacer.
Ya en procesión el coro de la Basílica entonó “La Guadalupana”, misma que hizo que a todos los ahí presentes se les enchinara la piel, tras escuchar, aquellas notas que pudiesen considerarse como el segundo himno de esta nación mexicana.
Tras un “En nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” todos los asistentes entendieron que sería el inicio de una “renovación” de fe, pues el Papa de la misericordia daría un mensaje a toda una nación que está dispuesta a ser cada vez mejor.
En su mensaje el Santo Padre señaló: “El encuentro con el ángel a María no la detuvo, pues no se sintió privilegiada, ni que tenía que apartarse de la vida de los suyos. Al contrario, reavivó y puso en movimiento una actitud por la que María es y será recordada siempre como la mujer del «sí», un sí de entrega a Dios…”
De igual manera señaló “… Así como acompañó la gestación de Isabel, ha acompañado y acompañado la gestación de esta bendita tierra mexicana. Así como se hizo presente al pequeño Juanito, de esa misma manera se sigue haciendo presente a todos nosotros; especialmente a aquellos que como él siente «que no valían nada» (cf. Nican Mopohua, 55)”.
También indicó que “En ese amanecer, Juanito experimenta en su propia vida lo que es la esperanza, lo que es la misericordia de Dios. Él es el elegido para supervisar, cuidar, custodiar e impulsar la construcción de este Santuario. En repetidas ocasiones le dijo a la Virgen que él no era la persona adecuada, al contrario, si quería llevar adelante esa obra tenía que elegir a otros… María, empecinada –con el empecinamiento que nace del corazón misericordioso del Padre- le dice: no, que él sería su embajador”.
 Señaló a todos que “… El Santuario de Dios es la vida de sus hijos, de todos y en todas sus condiciones, especialmente de los jóvenes sin futuro expuesto a un sinfín de situaciones dolorosas, riesgosas, y la de los ancianos sin reconocimiento, olvidados en tantos rincones. El Santuario de Dios son nuestras familias que necesitan de los mínimos necesarios para poder construirse y levantarse. El santuario de Dios es el rostro de tantos que salen a nuestros caminos…”
Estas palabras llevaron a un momento de reflexión a todos los presentes mirando a la mujer que fue el Santuario vivo de nuestro Salvador.
Antes de impartir la bendición, el Santo Padre otorgó una corona conmemorativa a la Emperatriz de América, una muestra sencilla del amor que Francisco le tiene a la “Morenita del Tepeyac”.
De ahí llegó un momento muy esperado para el Papa Francisco, quien pidió estar a solas con la madre de los mexicanos, orar ante ella y postrarse a sus pies; además de encomendar el Santo año de la Misericordia. Momento en el cual los feligreses acompañaron al Santo Padre, en este momento de intimidad, con una oración, una oración que permite llegar a nuestro Señor.  
Nota y fotografía por: Héctor Javier Álvarez Romero, corresponsal.

   

miércoles, 10 de febrero de 2016

A días de recibir la visita tan esperada



Desde hace algunos meses, el pueblo mexicano está muy emocionado por recibir a un peregrino (que desde su elección) esta tierra azteca no dudó ni un instante en decirle “¡Te queremos Papa Francisco… ésta es tu casa!”.
Tuvieron que pasar 2 años y medio para que se diera el tan esperado mensaje de júbilo, y con él, poder recibir nuestro país a un sucesor más del apóstol Pedro; pero ésta visita, sin duda alguna, será muy especial; puesto que se recibirá al primer Papa del continente Americano, se recibirá al hermano que salió de casa, sin que éste imaginara, que se convertiría en “El pastor con olor a oveja” y que vendrá a reconocer a su rebaño.
Desde antes del anuncio oficial, mucho se había estipulado sobre las fechas exactas en que Francisco estaría esta tierra, pero fue un 12 de diciembre del 2015, cuando de propia voz diera a conocer que estaría en el bajo los pies de Nuestra Señora de Guadalupe pidiendo por la paz del mundo y encomendando el año jubilar de la Misericordia. De manera inmediata, la reacción de los mexicanos no se hizo esperar, y por ello, cientos de personas comenzaron a prepararse para dar la más digna bienvenida al Vicario de Cristo.
Conforme pasó el tiempo, se fueron dando a conocer diversos detalles (tales como los lugares que visitaría S. S. Francisco, himnos oficiales de cada una de las sedes, así como los horarios y la apretada agenda que desarrollará el sumo pontífice en nuestra patria) a su vez, cada uno de estos pequeños detalles anunciaban que la visita papal estaba más cerca de lo que se pensaba e informaban a toda la población que el momento tan esperado está prácticamente  “a la vuelta de la esquina”.
A lo largo de estos días se han dado a conocer diversos detalles, que resaltará la calidez; la alegría; la simpatía; la belleza cultural y gastronómica de nuestro país y de su gente; que sin duda alguna, más de un elemento superará las expectativas (de propios y extraño) sobre el amor incondicional  que este pueblo, Mariano, le tiene a Francisco.  
Por ello, es importante que cada una de las personas nos preparemos para recibir al Santo Padre; y que dejemos nuestro corazón abierto para recibir la Misericordia del Señor y el mensaje de Paz que dará aliento a todo el pueblo mexicano.
Pidamos a Dios, Nuestro Señor, que cada uno de los frutos que dé esta visita apostólica sea para la construcción de su Reino y Gloria suya.


Por: Héctor Javier Álvarez Romero.


miércoles, 3 de febrero de 2016

“El hombre lleva en sí mismo una sed de infinito, una nostalgia de eternidad, una búsqueda de belleza, un deseo de amor, una necesidad de luz y verdad, que lo impulsan hacia el Absoluto, el de hombre lleva en sí mismo el deseo de Dios”.
Benedicto XVI

El pasado mes de septiembre el mundo fue testigo de una tragedia que sigue sucediendo anónimamente en varios países. El desplazamiento de miles de familias en la búsqueda de paz y de un futuro mejor para sus hijos, pero que en su travesía muchas veces encuentran el dolor y la muerte. Tal fue la experiencia de Alan Kurdi, el niño sirio de la Playa de Ali Hoca, en Bodrum, Turquía. La imagen del pequeño angelito muerto en la playa, sacudió al mundo, movió conciencias y sigue siendo inspiración de reflexión y compromiso con la humanidad. No podemos dejar de reflexionar en la búsqueda de una sociedad que siembre esperanza y que sea capaz de levantar las fronteras de la indiferencia. Por ello la Vocalía de Bioética eligió el tema de la dignidad humana para reflexionar en la VII Jornada de Bioética que se llevó a cabo el pasado sábado 16 de enero en la Casa de Pastoral Juan Pablo II, de San Juan de los Lagos, con el fin de sensibilizar sobre la grandeza de la dignidad humana mediante la cultura del encuentro humanizante.
Comenzamos a las 8:30 de la mañana con las inscripciones y posteriormente a las 9:30 los maestros de ceremonias, el Padre Fernando y Violeta, invitaron a los miembros del presídium a tomar sus lugares para dar inicio. Tras las palabras iniciales reflexionamos juntos un video que planteaba algunas de las preguntas a las que se pretendía responder durante la Jornada. Enseguida tomó la palabra la Doctora Sofía, como Coordinadora de la Vocalía, para compartirnos su mensaje de bienvenida, presentándonos un recorrido histórico de las Jornadas de Bioética que se han realizado en la diócesis. Por su parte, el Señor Obispo Don Felipe Salazar nos dirigió el mensaje de apertura de la Jornada, insistiéndonos en seguir humanizando nuestros ambientes. A las 10:07 a.m., declaró inaugurado el evento.
El Maestro Eduardo Garza, compartió la ponencia Magistral “La Dignidad Humana y encuentro con el otro”. Grata experiencia de recorrer con él durante un hora los tesoros del ser humano. El corazón de su reflexión lo centró en la narración de una metáfora referente al manzano que soñaba con ver las estrellas, pero que los demás pinos no le permitían. Invitó a algunos a compartir palabras al manzano, representado en una manzana. Al final, con un toque de maestría cortó el centro de la manzana y nos mostró cómo el corazón de la misma es una estrella. Así en la vida podemos buscar y dejarnos vencer por las dificultades y no descubrir que dentro llevamos esa estrella.
Tras un receso de media hora, el Padre Ángel nos compartió el tema titulado “¿Quién tiene la patente del ser humano?” Nos fue conduciendo en torno a la Antropología Cristiana a descubrir que nadie se puede adueñar del ser humano, que sólo Dios en su amor infinito tiene derecho sobre su creación.
A la 1:30 p.m., entramos en contacto con el tema polémico “¿Es la cultura la determinante del género?, desarrollado a manera de panel, abordado desde tres diferentes perspectivas: Legislativa, por la Maestra Yurixhi Gallardo Martínez (Maestra en estudios Humanísticos y Sociales, Especialista en Antropología y Ética. Candidata a Doctor en Derecho); la psicológica, a cargo del Hno. Mtro. Alejandro González G. Fms. (Dir. de Proyectos en centro de Animación Marista A.C., Lic. en Educación y Psicología, Egresado de la Universidad Gregoriana de Roma) y finalmente la perspectiva médica por la Doctora Sofía del Rosario Villaseñor Díaz (Médico Epidemiólogo y Maestra en Bioética por el Instituto Borja de Barcelona). Los
panelistas expusieron durante 15 minutos desde su campo de acción. A su
participación le siguieron nutridas cuestionantes que nos llevaron a concluir que
no es la cultura la determinante del género, que no podemos irnos por las
preguntas fáciles, siendo que la sexualidad es más compleja y requiere
respuestas más profundas que lleguen a ser un camino real para salir de la
confusión que viven algunos en nuestro tiempo.
Después de la comida tuvimos la oportunidad de trabajar por talleres. El primero buscó orientar sobre algunas interrogantes que surgen en torno a la homosexualidad; fue impartido por el Maestro en Psicología Padre Jaime Jauregui y por la Maestra en Psicología Luz del Carmen González.
El segundo taller versó sobre la experiencia de los hijos que se vuelven padres de sus padres, el esfuerzo del taller se centró en prepararnos para entender y apoyar a las personas que por su edad necesitan “PADRES” para ayudarles en esta etapa dorada de la vida y fue impartido por la Hermana Susana Acosta de León y el Licenciado en Enfermería Juan Carlos Quijano Larios.
El tercer taller llevó por título: Amor y Responsabilidad, impartido por el Maestro, en Psicología Alejandro González G. fms., quien pretendió ofrecer una visión más humana e integral de la sexualidad, compartiendo herramientas que ayudan a tener una vivencia más responsable y madura de la misma.
El cuarto taller nos ayudó a tener algunas herramientas que favorecen a desarrollar la sexualidad humana desde el entorno familiar, educativo y social, con una tonalidad humanizadora. Fue impartido por los Picologos Juan Salvador Barba y Maestro Padre Elías Martínez.
A las 6:00 p.m., se llegaba con nostalgia y alegría al fin de la VII Jornada de Bioética.
Queremos agradecer a todos los participantes, en total 210 jornadistas, procedentes de Acatic, Arandas, Atotonilco el Alto, Capilla de Guadalupe, Cuquío, Guadalajara, Lagos de Moreno, San Francisco De Asís, San José de los Reynoso, San Juan de los Lagos, San Miguel el Alto, Seminario San Juan, Teocaltiche, Tepatitlán de Morelos, Tototlán, Valle de Guadalupe y Yahualica, que nos acompañaron e hicieron posible que ser realizara esta Jornada. Gracias a los exponentes de las conferencias, del panel y de los talleres. Gracias al equipo de Medios de Comunicación de la diócesis por la grabación y por apoyarnos en la difusión.

Necesitamos seguir siendo agentes de cambio, de buenas noticias y de paz. Gracias por apoyar a humanizar nuestros ambientes. 

“Edificar una Vida juntos: preparación inmediata al sacramento del Matrimonio” Estructuración de la Catequesis Prematrimonial en la Diócesis"


«La experiencia del Decanato de Tepatitlán»
Julio y Rosy
Coordinadores de la Pastoral Familiar en Tepatitlán
El Papa Francisco nos pide una catequesis para que especialmente jóvenes y adolescentes comprendan la importancia del noviazgo y su misión, explica que el noviazgo “es un recorrido de vida que debe madurar como la fruta, es un camino de maduración en el amor, hasta el momento en el que se vuelve matrimonio”, con etapas que no deben ser quemadas” porque la maduración se hace paso a paso.
El noviazgo tiene que ver con la confianza, la familiaridad, la confiabilidad”, dijo al iniciar la catequesis. En este sentido, alertó de que “no subestimemos la importancia de una catequesis apropiada y profunda”.
El Pontífice advirtió que “la cultura y la sociedad de hoy se han vuelto, más bien, indiferentes a la delicadeza y a la seriedad de este paso”. “No se puede decir que sean generosos con los jóvenes que tienen serias intenciones de formar una familia y de traer al mundo hijos. Es más, a menudo ponen mil obstáculos, mentales y prácticos”, señaló.
Por ello destacó la necesidad de cursos prematrimoniales dictados por la Iglesia y que son “expresión especial de la preparación”. “Nosotros vemos tantas parejas, que quizá llegan al curso un poco ‘sin quererlo’, pero después están contentos y lo agradecen, porque de hecho han encontrado allí la ocasión –¡A menudo la única!– para reflexionar sobre su experiencia en términos no banales”.
Gracias a estas reflexiones del Papa, y a que en todas las evaluaciones, estudios, planes de trabajo y en todos los lugares, coincidimos en un mismo punto; “Necesidad de cursos prematrimoniales más profundos y completos” , se trata no de un fin de semana, no de buscar y querer justificar el dar la preparación en el menor tiempo posible, hay que entender que están en nuestras manos el sueño y la realidad de todos los nuevos matrimonios, o ¿acaso tenemos prisa de darlos rápido?, ¿cuál es la razón? ¿En cuánto tiempo se preparan los novios para el matrimonio? ¿Cuántos años primero Dios van a vivir juntos? Entonces, ¿es suficiente el tiempo de preparación que se imparte en cada parroquia para enseñarlos a; que reconozcan que la fe da sentido y esperanza para casarse por la Iglesia, a valorar y respetar la dignidad de la persona, a reconocer la necesidad de autorrealizarse, crecer y perfeccionarse, a identificar el noviazgo como etapa de preparación al matrimonio, a comprender la sexualidad humana como un modo de ser, de comunicarse, expresar y vivir el amor humano desde la fe, a valorar las diferencias, similitudes y complementariedad entre varones y mujeres, a identificar en el amor humano la base del amor conyugal, a descubrir la profundidad y características del amor conyugal desde la fe cristiana, a conocer la naturaleza, fundamento y misión del matrimonio cristiano, a descubrir la bondad y gracia de Dios para quienes optan por el sacramento del matrimonio, a asumir los valores propios del sacramento del matrimonio, a reflexionar sobre el significado y compromiso de ser padres y madres responsables, a valorar la comunicación y el diálogo como medios indispensables para mantener vivo el amor, a reflexionar sobre  la importancia de administrar eficientemente los recursos en pareja, a valorar las relaciones con la familia política y los amigos, a diseñar el plan de vida conyugal integral con metas a corto, mediano y largo plazo, a establecer una jerarquía de valores para orientar la vida en común y por último a reconocer las partes, símbolos, gestos y palabras de la celebración del matrimonio, para prepararse a recibir el sacramento de matrimonio?
Sinceramente hay que preguntarnos si con lo que estamos realizando alcanzamos a reflexionar sobre estos temas, más aún hay que preguntarnos si los nuevos matrimonios están reflexionando sobre los mismos; no es justificable que a estas fechas aún no se tenga en cada parroquia el equipo de catequesis prematrimonial y se estén perdiendo de los beneficios de ir sumando más agentes, más matrimonios a favor de la familia.
Queremos compartirles que en nuestro Decanato de Tepatitlán antes de las indicaciones de nuestro señor Obispo de realizar una nueva Catequesis Prematrimonial se contaba con un sólo equipo decanal conformado por aproximadamente 8 matrimonios; actualmente; salvo una parroquia todas cuentan con su equipo y sumamos cerca de 100 matrimonios comprometidos y trabajando está catequesis en los términos queridos por nuestro Obispo; es decir; 11 once temas en 11 semanas. La riqueza de este proyecto es evidente; por eso nos preguntamos; ¿qué están esperando quienes aún no tienen su equipo parroquial?
Cabe señalar que no es necesario quitar o desaparecer a los equipos, grupos o movimientos que han venido prestando sus servicios a la Iglesia en esta catequesis; ni que hay que descartar los materiales con los que trabajan; personas y materiales se pueden y deben integrar a la nueva catequesis. En todo caso hay que buscar la manera de organizarnos y que existan más oportunidades, más tiempos de preparación, al final se trata de sumar y no de restar.
Queremos por este medio felicitar a todos los matrimonios que ya están integrados en sus equipos parroquiales, ánimo a las parroquias que aún no cuentan con sus equipos para que pronto puedan unificarse con los contenidos e itinerarios de la catequesis prematrimonial.

Y por último comentarles que es necesario se implementen también los equipos parroquiales para atender a los recién casados, así como para darle apoyo y seguimiento a los matrimonios en las distintas etapas de la vida, por lo tanto es necesario contar aún con más matrimonios generosos que quieran participar de su alegría, de su testimonio de fe y valor por el matrimonio, queda pues abierta la puerta para todos ustedes que han recibido la bendición de Dios.