I Parte:
La escucha: el contexto y los desafíos sobre la familia:
El Sínodo extraordinario intentó dirigirse a todas las familias del mundo, queriendo participar de
sus gozos, fatigas y esperanzas.
Dirigió una mirada especial de reconocimiento a las muchas familias cristianas fieles a su vocación,
animándolos a comprometerse con mayor empeño en una “Iglesia en salida”, como sujeto de
evangelización, alimentando aquel vivo “deseo de familia”, en sí y para las familias en dificultad,
que fundamenta la convicción de “volver a partir desde la familia” para anunciar con eficacia el
núcleo del Evangelio.
Partir desde las “periferias existenciales”, con una pastoral clara y diferenciada de la “cultura del
encuentro”, capaz de reconocer la libre obra del Señor incluso fuera de nuestros acostumbrados
esquemas y de asumir, sin prejuicios, la condición de “hospital de campaña” que tanto necesita
del anuncio de la misericordia de Dios.
Es necesario despertar la conciencia del mensaje de la redención, planeada desde el origen por
Dios. En las diversas etapas de la historia de la salvación, Dios se comunica a los hombres
manifestando su voluntad divina según el orden de la creación. En múltiples formas nos da a
conocer los caminos que mejor convienen para la salvación. La escucha y vivencia de su palabra es
la guía para el más sano desarrollo espiritual. Los cristianos deben descubrir la semilla del Verbo
en cada momento de su vida, en un proceso constante de conversión continua al amor que salva y
da plenitud de vida.
Al centro de esta pedagogía divina está la vida en la familia, educando en el amor a los hijos y
manifestando la caridad cristiana al prójimo, promoviendo la participación en las actividades
políticas y sociales que lleven a la defensa de la vida de acuerdo a las creencias cristianas. Es
necesario trabajar en fortalecer la solidaridad dentro y fuera de la familia, en particular con los
desvalidos: familias uni-parentales, niños abandonados, ancianos y enfermos. Requiere enfrentar
y romper con el individualismo que lleva a la indiferencia por el Cristo sufriente manifiesto en cada
rostro del menos favorecido. Un comprometido dialogo con escucha activa para revisión de la
familia inculcando valores y respeto.
Realizamos muchas iniciativas con relación a los desafíos que presentan a las familias las
contradicciones culturales, para despertar la conciencia de la presencia de Dios en la vida de las
familias; educar y establecer sólidas relaciones interpersonales; favorecer políticas sociales y
económicas útiles a la familia; aliviar las dificultades en la atención a niños, ancianos y familiares
enfermos, afrontar el ambiente cultural más particular en que la Iglesia local está inserta?
Se cuenta con estructuras de equipos parroquiales y decanales de pastoral familiar. Se sigue un
plan de trabajo parroquial. Se analiza cómo la cultura post moderna golpea y afecta a las familias.
Hay cursos y diplomados de bioética, tanatología, ciencias de la familia. Es una institución la
Semana de la familia, las Catequesis prematrimoniales, Ejercicios Espirituales para matrimonios y
distintos sectores especiales, Matrimonios colectivos para parejas que llevan tiempo viviendo
juntos. Existe la Unión de Padres de Familia; Movimientos de familia: MFC, Encuentros
matrimoniales, Encuentros Conyugales, MIRA, ANSPAC, círculos de novios, Pascua Juvenil, de
Matrimonios, Conferencias, Método Billings, Retiros para equipos de familia.
Se reconoce que nos está rebasando el ambiente por el uso masivo de los medios de
comunicación social, el ambiente de secularismo y la falta de conciencia crítica. Ante la cultura de
la muerte, se busca presentar una cultura de vida a través del “observatorio por la vida” y centros
de rehabilitación.
Pero no hemos trabajado lo suficiente en favorecer las políticas sociales y económicas útiles a la
familia, no tenemos las herramientas necesarias. Hay un divorcio entre lo público y lo eclesial.
Tenemos dificultades para involucrarnos y sentirnos corresponsables en la atención a niños,
ancianos y familiares enfermos. Se descuida la formación religiosa al dar prioridad a proveer en lo
económico a la familia. Poco se dialoga en familia y hay más distanciamiento entre abuelos,
hermanos, primos, enfermos, ancianos, etc.).
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