Muchos se preguntan durante el tiempo de la Cuaresma qué sería lo mejor que
pueden hacer, con la finalidad de poder vivir mejor este tiempo de oración, penitencia,
reflexión y arrepentimiento; con el propósito de darle en el clavo y poder cambiar de
vida, de manera que se pueda hacer realidad el sueño de lograr la conversión que
tanto se necesita para el bien personal y el familiar.
En la vida es fundamental saber ubicarse, identificar dónde se está, cuáles son las
condiciones, las fortalezas que se tienen y tener claras las debilidades que están
impidiendo que se logre avanzar, como es el anhelo de la mayoría de las personas; de
ahí que lo más desesperante para una persona es no saber hacia dónde camina, se va
perdiendo el rumbo. Es por eso que los motivadores insisten en tener una meta
definida por lograr que colme todos los sueños y haga posible la realización.
En el camino de un cristiano puede ser que pase lo mismo, se va viviendo de una
manera tan monótona que puede llegar el momento en que se va perdiendo el punto
de referencia de la existencia, aquello que es la parte nuclear que concentra nuestras
fuerzas y va iluminando todas las acciones. Siempre van a ir apareciendo circunstancias
y personas que van esclareciendo el camino, le van imprimiendo otro ritmo a la vida y
tienen la capacidad de poder ver la vida desde otros horizontes diferentes. En nuestros
días se habla mucho de que el Papa tiene un lenguaje profético muy llamativo, porque
denuncia sin insultar, se dice que Francisco nos ha traído ilusión a la enseñanza, ánimo a
las relaciones, esperanza ante nuestras preguntas.
Con la finalidad de ofrecer algunos elementos que lleven a la renovación y
superación de la monotonía, escribo algunos puntos para vivir mejor la Cuaresma, para
ello tomo un artículo llamado "Líneas de fuerza de la cuaresma cristiana", así como mi
reflexión, por tal motivo los invito a tomar en cuenta los siguientes aspectos:
- La Cuaresma es escatología. Es tiempo de esperanza de un mundo nuevo, de una
realidad que está a punto de llegar, la irrupción del Reino de Dios que nos ha traído
Jesús, es una realidad en su persona, ya ha llegado y todavía no se manifiesta en
plenitud.
- La Cuaresma es Cristocéntrica. Esto quiere decir que Cristo es el centro de todo lo
que se haga en la Cuaresma, es nuestro punto de referencia que no debemos de
olvidar, por eso todas las prácticas piadosas, los retiros, ejercicios espirituales, viacrucis
y los sin fin de opciones quieren llevarnos al corazón de Cristo. Se trata de que resurjan
de sus sufrimientos y dolores la alegría y la paz de la Resurrección.
- La Cuaresma es Pascual. La cuaresma no es fin en sí misma, sino que está
encaminada a la Pascua, es el paso de la muerte a la vida, de la esclavitud a la
resurrección, por eso se invita en el trayecto de este tiempo a purificar y aumentar el
amor que hace vivir, resurgiendo según la resurrección de Cristo a una vida nueva llena
de esperanza, de luz, de alegría, de los frutos del amor.
- La Cuaresma es sacramental. Todas las acciones de la Cuaresma deben llevar a los
sacramentos; de ahí que el Bautismo y la confirmación, la confesión y la Eucaristía,
son los núcleos vivos de la cuaresma cristiana. Sería en cierto sentido tiempo perdido
los ayunos, oraciones, acciones, sacrificios si no culminan con una vida sacramental que
lleve a encontrarnos con Cristo salvador que resucitó para que resucitemos nosotros.
El mundo de hoy necesita que se retome el sentido verdadero de la Cuaresma y se
viva plenamente, hasta dar un testimonio que tenga fuerza de ungüento para sus llagas
modernas. El hambre, el odio, la guerra, la injusticia, la explotación, el materialismo...
todas las taras que destrozan la vida de los hombres, en todas sus latitudes, bajo
cualquier régimen, necesitan el mensaje de paz, amor, justicia y salvación, que brotará
de la fe y la vida de los cristianos, por la fuerza del Espíritu del Cristo al que hay que
convertirse y unirse en cuaresma.
De la seriedad con la que se viva la Cuaresma depende el que las siguientes
generaciones sigan tomándola como un tiempo especial de gracia; si nosotros nos
vamos relajando en nuestras costumbres y vivimos la Cuaresma de manera light,
entonces un día nos podemos lamentar de haber perdido este tesoro que tanto bien ha
hecho a la Iglesia a lo largo de los siglos. Si seguimos viviendo plenamente nuestra
Cuaresma desde los niños hasta los ancianos, entonces reforzaremos su valor y nos
ayudará a llevar un camino pleno de conversión como lo quiere Cristo de nosotros.
Pbro. Luis Flores
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