San Juan de los Lagos, Jal.,
22 de enero de 2015
A TODA LA FAMILIA DIOCESANA
Circular No. 02/15
ASUNTO:
Los saludo con afecto de pastor de la Iglesia que camina en la Diócesis de San Juan
de los Lagos, con las palabras de San Pablo: «Sean, pues, imitadores de Dios como
hijos suyos muy queridos. Y hagan del amor la norma de su vida, a imitación de
Cristo que nos amó y se entregó a sí mismo como ofrenda y sacrificio de suave olor
a Dios» (Ef 5,1-2). El apóstol se dirige a los discípulos de Éfeso para alentarlos a
llevar la vida del creyente, como una «humanidad nueva» frente a la humanidad
«vieja». La «humanidad vieja» se lleva por la concupiscencia y acaba en la corrupción.
La «nueva», es una vida a imitación de Dios y de Cristo.
La vida nueva del cristiano, a imitación de Dios y de Cristo, es «hacer del amor la
norma de vida», se manifiesta en comportamientos y actitudes concretas, que se
hacen un estilo de vida dentro de la Iglesia: reconocimiento y respeto de la dignidad
humana; proclamación de la igualdad de la dignidad de toda persona creada a imagen
y semejanza de Dios (cf. Gn 1,26); lucha por la fraternidad; la justicia, no sólo
dándole a cada uno lo que le corresponde, sino hasta llegar a la caridad; el bien
común, como búsqueda del bien de todos los hombres y de todo el hombre; promoción
del destino universal de los bienes, porque los bienes creados deben llegar a
todos en forma equitativa, por la justicia y la caridad; la subsidiaridad, como actitud
de ayuda, apoyo, promoción, desarrollo, etc., respecto a los más necesitados; responsabilidad
y participación, porque el bien de la sociedad es una responsabilidad
que supone la participación de todos; protección de la vida desde la concepción
hasta la muerte natural, cuidado de la naturaleza; compasión y misericordia, porque
sólo un corazón así es capaz de involucrarse en la necesidad del otro; comprometiéndose
en la solidaridad, la paz, la honestidad, la dedicación al trabajo, la veracidad,
la amabilidad, el respeto al prójimo y el perdón.Como pecadores, siempre es muy sano llevar un proceso de conversión, para quitar
de nuestra vida lo que se ha ido haciendo viejo en nosotros y nos esclaviza. En
especial, cuando nos olvidamos de los mandamientos de Dios: amar a Dios sobre
todas las cosas y a los demás como a nosotros mismos; y asumimos como mandamientos
la idolatría y la indiferencia a las necesidades de los demás. Por ello, renovemos
nuestro bautismo, para tener los mismos sentimientos de Cristo.
Los exhorto a colaborar para que la Campaña de la Caridad, en este Año de la Vida
en Cristo y del Compromiso social cristiano, sea distinta de otros años, acrecentando
la toma de conciencia en la dimensión social de nuestra fe cristiana, y a promover
distintas iniciativas frente a las nuevas formas de pobreza que ha originado la
crisis económica. Que nuestro apoyo a personas con capacidades diferentes, centros
de atención a adictos, acompañamiento a pobres y marginados, atención a personas
en situaciones de vulnerabilidad, sean el signo claro de que hemos recibido
en nuestra vida los signos de la Muerte y Resurrección de Cristo que celebramos.
El tiempo de cuaresma es un tiempo especial de gracia, para caminar junto con
Jesús y para contemplar nuestra vida a la luz de la Palabra de Dios, nuestro Padre,
que desea que seamos como Jesús.
Imparto mi bendición, implorando a la Santísima Virgen de San Juan, mujer comprometida
con el caminar de nuestra Diócesis de San Juan de los Lagos, que inspire
nuestro tiempo de cuaresma, para que tengamos los mismos sentimientos de Cristo
resucitado.
+ Felipe SALAZAR VILLAGRANA
Obispo de San Juan de los Lagos
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