Ramón Ramos
El
pasado 22 al 25 de Septiembre se llevó la decimosexta reunión de pastoral de la
movilidad humana en Zacatecas, donde participamos 6 personas de nuestra
Diócesis, un encuentro muy enriquecedor pero al mismo tiempo lleno de retos y
de muchos desafíos para nuestra Iglesia.
Muchos
nos preguntaremos: ¿qué es la pastoral de la movilidad humana? es aquella que
se encarga de promover la caridad sin fronteras a través de las diferentes
obras del servicio pastoral con la finalidad de atender a las personas
involucradas con el fenómeno de la movilización humana, conforme a la
estructura de la Iglesia católica, teniendo en cuenta sus seis vertientes en
las que se enfoca: los migrantes; el turismo; los itinerantes; los
transportistas; víctimas de trata y Stella maris.
El
lema de la reunión fue: “un agente, ¿para qué gente?”. Se buscó en esta reunión
dar los perfiles de los agentes de pastoral para cada vertiente, pero sobre
todo se tocó el tema de los migrantes,
ya que es un fenómeno histórico que afecta a muchos de nosotros y lo
experimentamos cada día en nuestros pueblos o comunidades con las personas que
nos rodean.
Nuestra Diócesis es un lugar
de paso, es decir, que contemplamos el paso de muchos centroamericanos y del
sur de nuestro país que cruzan por la región de los altos de Jalisco en busca
de mejores oportunidades, por lo tanto, se ha buscado darles una atención y
ayuda ya que muchos llegan golpeados, enfermos etc. Ante la problemática de la
migración, nuestra Diócesis inició con el proyecto de la casa del migrante en
Lagos de Moreno, que lleva por nombre Santo Toribio Romo, patrono de los
migrantes.
Sin embargo, resulta
alarmante descubrirnos como una Diócesis expulsora de migrantes, es decir, que
mucha de nuestra gente emigra a otro lugar sobre todo a Estados Unidos, en
busca de una mejor calidad de vida, en forma de “migración forzada” gracias a
la problemática de nuestro país; por la violencia, por los conflictos, pero
sobre todo la cuestión económica. De ahí la necesidad de buscar en nuestra
Iglesia local de San Juan de los Lagos, la necesidad de trabajar en la pastoral
de la movilidad humana, creando redes de solidaridad y apoyo como Iglesia.
Tomando
en cuenta lo que nos dice el papa Francisco en su encíclica “Laudato Si” en el
número 157: El bien común presupone el respeto a la persona humana en cuanto
tal, con derechos básicos e inalienables ordenados al desarrollo integral.
Reclama el bienestar social y el desarrollo de los diversos grupos intermedios,
aplicando el principio de la subsidiaridad. Requiere la paz social, es decir,
la estabilidad y seguridad de un cierto orden.
No
hay que discriminar a los migrantes, abusar de ellos o tratarlos mal. Es
necesario quitarnos de la mente esa idea de personas que nos pueden hacer daño,
por el contrario hay que ayudarlos y buscar el bien común. Volver a sentir que
nos necesitamos unos a otros, que nos preocupamos por los demás, por el mundo,
que somos hermanos y que vale la pena seguir siendo buenos y honestos,
exponiendo nuestro ser de cristianos, sentirnos realmente Iglesia.
Vocalía
de la pastoral de la movilidad humana.
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