miércoles, 7 de octubre de 2015

SE CASARON Y VIVIERON FELICES ¿PARA SIEMPRE?

SE CASARON Y VIVIERON FELICES ¿PARA SIEMPRE?
Fracasos matrimoniales; una reflexión desde la praxis de Tribunales Eclesiásticos
Francisco Javier Jiménez López
Abogado y Licenciado en Derecho Canónico

«Me cela, porque me quiere»; suelen decir aquellos que en la búsqueda de la felicidad deciden unir sus vidas no obstante las múltiples manifestaciones de violencia en su noviazgo.
Hemos venido insistiendo, en entregas anteriores, en la noción del matrimonio cristiano como: «La alianza matrimonial, por la que el varón y la mujer constituyen entre sí un consorcio de toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole… elevada por Cristo Señor a la dignidad de sacramento entre bautizados» (c. 1055 § 1). De tal manera que con su celebración los esposos deciden crear un proyecto de vida para alcanzar juntos su plenitud (Cfr. Ignacio Pérez de Heredia y Valle; cometario al canon 1055, Código de Derecho Canónico, Edicep, Valencia, 1993, 470).
En virtud de lo anterior, se entiende que familiares y amigos cercanos adviertan a los jóvenes sobre la inconveniencia de casarse cuando en sus relaciones se han presentado brotes de violencia; circunstancia que hoy en día cobra particular interés por el hecho de que se encuentra presente en un 76%  de los noviazgos de jóvenes mexicanos entre los 15 y 24 años de edad; una encuesta reciente refiere que: «Sobre los motivos que ocasionan el enojo con la pareja, 41% de los hombres respondió que se molesta por celos; 25.7% porque su pareja tiene muchos amigos y 23.1% señala que su pareja se enoja de todo sin razón aparente. En tanto, 46% de las mujeres dijo que se molesta porque siente celos, 42.5% porque su pareja queda en algo y no lo hace y 35% porque considera que es engañada» (http://www.conapo.gob.mx/es/CONAPO/13_de_febrero_Informacion_estadistica_sobre_las_relaciones_de_pareja; Cfr. http://www.quadratin.com.mx/sucesos/Afecta-violencia-en-el-noviazgo-76-de-parejas-en-Mexico/). Como se puede observar, los celos son una de las principales causas que generan violencia durante el noviazgo; y como causa de fracaso matrimonial será objeto de nuestro análisis en esta ocasión; toda vez que en casos concretos pudieran incapacitar a la persona para asumir las obligaciones esenciales del matrimonio y  dar lugar a una declaración de nulidad matrimonial por parte de un Tribunal Eclesiástico.
Ahora bien; los celos son descritos como: «Sospecha, inquietud y recelo de que la persona amada haya mudado o mude su cariño, poniéndolo en otra». Tomando en cuenta esta definición del diccionario de la academia de lengua española podemos adelantar que cuando en una relación de noviazgos él, ella o ambos son celosos, la lógica indica que encontraremos una serie de comportamientos que darán lugar a una relación sumamente disfuncional y problemática.
Cuando los celos son por parte del varón, este pretende tener el control de todas las actividades de la novia; la sigue y espía; si suena el teléfono le pregunta desesperado quién es; le prohíbe amistades y le dice a quién sí y a quién no puede saludar; si llega por ella para salir a algún evento la regresa y le exige que se cambie de ropa por considerarla provocativa; se molesta y echa pleito porque otros muchachos la ven; le reclama fuerte cuando la encuentra platicando con algún amigo; le revisa su celular y no respeta su privacidad exigiéndole como «prueba de amor» su contraseña del face.
Mientras que cuando la celosa es ella, además de reproducir muchos de los comportamientos enumerados, suele molestarse cuando otra mujer saluda a su novio de beso o cuando éste sale con los amigos; llega a manifestarse sumamente posesiva llamando por teléfono todo el día para saber dónde está.
Cuando la dinámica es definida por los celos de los novios, su relación es cerrada y dominante; sus inseguridades dan lugar a discusiones continuas y con cierta regularidad hacen sus «panchos» insultándose y agrediéndose delante de otras personas; pasando a veces de las palabras a los hechos, de los empujones a los golpes y cuando eso ocurre, lejos de analizar de manera crítica sus actitudes, suelen dar solución con un disculpa y un beso; explicando que su comportamiento se debe al gran amor que sienten.
Ahora bien, suele suceder que todo mundo advierte que una relación donde hay celos raya en lo enfermizo, circunstancia de la que generalmente ninguno de los novios toma consciencia; y si acaso uno de ellos llega a darse cuenta de que la calidad de su relación indica que está condenada al fracaso, y por tal motivo decide dar por terminado el noviazgo, la reacción del otro no se hace esperar y según su desesperación pasará de pedir perdón a amenazar con causarle y causarse algún daño físico con el argumento de que: «si no eres para mí, no eres para nadie».
Así pues, y no obstante la evidente inconveniencia de casarse con una persona aquejada por los celos, muchos deciden contraer matrimonio con lo que sus problemas del noviazgo generalmente se multiplican. Ya casados, el celoso suele asfixiar al cónyuge y prácticamente no lo deja vivir, le inventa amantes, le vigila y persigue, el hostigamiento es la constante y debido a sus dudas e inseguridades le será difícil, y a veces imposible cumplir con las obligaciones del matrimonio.

Tomando en cuenta que una persona celosa encuentra serias dificultades para establecer relaciones interpersonales sanas; valdría la pena reflexionar antes de llegar al matrimonio creyendo aquello de que «Me cela, porque me quiere».

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Agradecemos tus comentarios
(Los comentarios son moderados)