“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6)
El Viajero de los
Pueblos
La veracidad es uno de los
valores más importantes en nuestra sociedad. Incluso más que una virtud debe de
convertirse en un estilo de vida. Es en sí misma tan importante que sobrepasa
el acto de decir las cosas como sucedieron, o de aconsejar con verdad lo que
nos piden. No se queda en significaciones pequeñas, o en rutinas absurdas de
pensar cómo explicar las cosas sin mentir. No es la ausencia de engaño, sino la
búsqueda constante de la única Verdad.
Antes de comenzar a desarrollar
el texto te quiero recordar algo, si has llevado la ilación de las columnas
anteriores de Testimonio Vivo, te darás cuenta que usamos la misma lógica que
desde el principio presentamos. Mas, si en cambio es la primera vez que lees
esta pequeña intervención es de utilidad que conozcas que en base a un
antecedente y a una situación podemos descubrir más fácil un concepto. Es una
manera de ver los valores del Reino en las personas que nos rodean, que si bien
no son las mejores, sí nos pueden ayudar a cambiar nuestro sentido de
pertenencia a esta realidad.
La madre Martha es una religiosa
de la congregación de Hermanas Dominicas de la Doctrina Cristiana, desde
pequeña, al ser catequista buscaba ayudar a los demás a entender su fe. Había
en ella una necesidad inexplicable de llevar la Verdad. Entró a la congregación
para seguir su sueño, inspirada en las palabras de su Fundadora que les
recordaba constantemente que Jesús es la Verdad. Esto es su antecedente.
Su situación es genial. Vive en
Arandas, con su comunidad y ayudando a los centros de catecismo de la
parroquia, apoya en la formación a las catequistas y organiza trabajos de
evangelización y formación permanente. Siempre la madre Martha nos sacaba de
dificultades e inspiraba en el grupo una confianza y seguridad inigualables, es
porque Jesús está en ella. Cuando compartía su amor por los niños y su interés
por que ninguno de ellos se quedara sin recibir sus clases de catecismo, nos
llenaba de alegría y nos motivaba a seguir trabajando.
El concepto. La veracidad no es
cuestión de conveniencia o de manipulación. Es una necesidad del hombre que
busca a Dios en su vida y que lo encuentra en lo más íntimo de su corazón.
¿Cómo vivir en la Verdad? Sé honesto contigo mismo, nunca dejes de buscar a
Cristo. Anúncialo, sigue hablando esa Verdad que has conocido. Date por
completo y nunca olvides que Jesús está en ti.
Al terminar mi pequeña entrevista
con la madre Martha me dijo unas palabras que marcaron mucho mi vida: “Quiero
decir algo; ojalá que cualquiera que lea el Mensajero, un libro o alguna cosa,
que busque la Verdad, desde la sinceridad del corazón. Jesús está vivo.”
Aunque nos puede parecer que
estamos muy lejos del ideal cristiano de honestidad, podemos caer en la presión
de creer que la Verdad es algo difícil de vivir, y que por ello se nos dificulta
el camino al cielo. Sin embargo Jesús también advirtió esta preocupación en sus
discípulos. Y hoy junto con ellos también nos dice: “No se inquieten, crean en
Dios y crean también en mí. En la casa de mi padre hay lugar para todos. Yo soy
el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 1-2. 6)
Ojalá que en nuestros esfuerzos
diarios busquemos la Verdad con sinceridad de corazón y no nos inquietemos por
lo difícil que pueda resultar el camino. Siempre Jesús va a nuestro lado, nos
acompaña y nos da la fortaleza para seguir adelante. Él es el que sale al
encuentro del Padre para prepararnos la habitación eterna. Ahora nos toca
seguirlo, confiar en su palabra y salir presurosos detrás de él.
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