martes, 15 de noviembre de 2016

Muy queridos hermanos:


Les saludo deseando que Dios misericordioso siga siendo su alegría e inspiración.
Esta semana los Obispos de México nos reunimos en nuestra 102 asamblea general. Toda nación tiene una conferencia episcopal que, reunida en varias ocasiones anualmente, siempre en comunión y obediencia con El Obispo de Roma, el Papa Francisco; estudiamos, dialogamos y proyectamos acciones pastorales que en fraterna comunión con todas las diócesis, vayamos realizando, respondiendo al llamado del Buen Pastor y a los desafíos de las realidades del pueblo que requieren una respuesta de todos los que formamos, desde nuestro bautismo, la Iglesia fundada por Cristo.
Estamos trabajando en el proyecto global de pastoral al 2031 (conmemorando 500 años de las apariciones de la Virgen de Guadalupe) y 2033 (2,000 años del misterio de la Redención), que en varias etapas toda la Iglesia en México iremos realizando. Es una mirada de largo alcance llena de esperanza cierta y fundada en la fe. Es necesario hacerlo así para no improvisar y además para poder influir en el desarrollo humano que con los valores del Reino de Dios, logrará  que nuestro País en Cristo tenga vida digna. Todo ello hace reflexionar a todos los que formamos la Iglesia, cómo estamos viviendo nuestra espiritualidad,  nuestra comunión eclesial, cómo ser positivos y propositivos en la Alegría del Evangelio.
En la recta final del jubileo de la misericordia, les invito a sentirnos llamados a actualizar, cada uno de nosotros, las experiencias de la ternura de Dios misericordioso y así, más alegres y fortalecidos, vivamos nuestra vocación cristiana construyendo desde nuestro corazón, familia, parroquia y nuestra sociedad, el Reino de Cristo que, con la esperanzadora presencia de nuestra Madre Santísima de San Juan, ya disfrutamos.

Con mis oraciones y mi bendición: + Mons. Jorge. C. A.

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