viernes, 15 de abril de 2016

UN GOZOSO ALELUYA POR PASCUA FLORIDA.

 La llegada a la casa del Padre del Señor Canónigo Juan Francisco Navarro Gutiérrez.

En forma inesperada, el viernes 1 de abril de 2016, este sacerdote fue llamado por Dios a su lado. Su partida nos hace que ya no seamos los mismos, repitió en la homilía el Señor Cura Jaime Gutiérrez. La misa exequial se celebró en la Catedral Basílica de San Juan de los Lagos, el sábado 2 de abril, a la hora de la Divina Misericordia, las 3 de la tarde.

Qué hermosa estampa, la casa de la Madre, de la Sanjuanita, ella desde su nicho de plata, el presbiterio de mármol blanco, como la más pura ofrenda de una devoción arraigada y profunda. Y sí, como si un brillo, como si una referencia de nuestro mundo, en toda esta Provincia eclesiástica, perdiera su intensidad, así nos parece humanamente, sin embargo la luz de la fe y el gozo de la Pascua, al resplandor del Resucitado, se multiplican el brillo de este tránsito que todos estamos viviendo.

El Padre Juan Francisco, es claro ejemplo de las predilecciones divinas, así lo dice la misma parroquia de origen en la Capilla de Guadalupe, que lo cuenta entre los óptimos frutos de su vida cristiana. O la misma ciudad de Tepatitlán, donde vivió aquella época preciosa de esplendor en la fe. Como el mismo predicador dijo, allá donde con todos los niños a coro, cantaban: “Al cielo, al cielo quiero ir”
Parecería algo trivial, pero el estar bajo el cuidado de un párroco como Monseñor don Luis Navarro Romero, de Etzatlan, tierra también franciscana, y espléndida en la fe, como la parroquia madre en Tepa, - de San Francisco- no es cosa menor; la firmeza, coherencia y fidelidad a la Iglesia, modelaron este corazón de Juan Francisco.

Ante el Señor de la Misericordia se caldeó su fe y su vocación, no de otro modo lo manifiesta, su descripción maravillosa y vívida de la sagrada imagen, como la ve la fe del pueblo fiel, sus ojos entreabiertos que derraman ternura. Así nos dejó escrito para enriquecimiento del inmenso don recibido de vivir una devoción así, la del Cerro Gordo, la del árbol prodigioso que perfilaba la silueta de Jesús y que traído de la serranía, detallado prodigiosamente se erige en centro de los amores de toda esta región privilegiada. A él, como infante, correspondió recibir al primer Cardenal Mexicano, en aquel mesiánico advenimiento en diciembre de 1958.

Un día, como tantos niños, eligió irse al Seminario de Guadalajara, la rica y añosa encina, que emana dulce y rosada miel de virtudes, ideales y valores. Era una efervescencia. Tepa, Jalos, La Capilla, etc. Allá, fue de esos apretados contingentes de vocaciones. Para 1967 ya estaba en esa preciosa casa del Seminario Menor, estrenando hogar, en la división frente a la capilla de ojos de ónix. Y qué alumno más alegre, de corazón llano, de sentimientos nobles, de gran compañerismo, de un lado a otro sonaban sus risas, sus diálogos. Disciplinado y servicial, allí con aquellos superiores el P. Alfonso, su paisano, el P. Cossito, el P. Trujillo, P. Chayo, Octavio Guadalupe Martín Rábago, etc. Y los compañeros, por popular y alegre, le asignaron su apodo: “El Tepa” Gran parte de su formación en las casas del Seminario de Guadalajara. Al llegar los tiempos del Señor, se viene a su tierra, a San Juan de los Lagos al ser creada la diócesis, aquí fue todavía de los primeros frutos sacerdotales, de los renuevos y esperanzas. Así llegaba al Valle de Guadalupe, ya joven sacerdote, y cómo esparció bondad en una fecunda labor pastoral, así mismo luego en Yahualica. Y así siguió su camino por estos 38 años.


Bien pues hoy, sábado, 2 de abril de 2016, esta catedral de San Juan es un cántico de aleluya agradecido. Preside el Obispo don Felipe Salazar Villagrana que lo tuvo con cercano colaborador en su ministerio los últimos años. Igualmente el Señor Arzobispo de Oaxaca don Luis Chávez Botello, y el Señor Obispo emérito, paisano de Tepatitlán, Panchito, un extenso contingente de sacerdotes, compañeros y amigos, como familiares y muchos peregrinos.  
Que dichoso escuchar en el recinto santo de la Madrecita querida el cántico del pueblo con “La Manda” para ella, por esta vida a su cobijo, a su amor y a su servicio.

Una hermosa celebración, que enjuga las lágrimas de la separación, con el pregón de esta Pascua, y la proclamación que iniciara la mañana de resurrección con el ¿Qué has visto de camino, María, en la mañana. –A mi Señor Glorioso,” Así ahora esta Iglesia en el funeral del Señor Canónigo don Juan Francisco Navarro Gutiérrez. Lo que vimos, algunos, como en la primitiva Iglesia, lo que palpamos, es justo expresarlo porque es parte del caminar de toda esta querida Provincia del Occidente mexicano, nuestra entrañable Iglesia heredera de la Nueva Galicia, que desde entonces ha sido edificada y embellecida con discípulos elegidos como el que hoy se nos arranca visiblemente, pero que se nos adhiere más fuertemente al corazón.  
 Padre Oscar Maldonado



DESPIDAMOS AL HERMANO


Cuando un ejemplar cristiano muere sienten envidia hasta los ángeles. Cuando, con éxito, intentó hacerlo todo bien quisiéramos darle un fuerte aplauso. Sobran las lágrimas y las palabras. El dolor se vuelve paz y espera, que todo lo espera del cielo, contemplando a las estrellas.
Cuando un ser muy querido muere, ya no somos los mismos, no encontramos palabras para consolarnos; la fe se vuelve un voluntarioso mandato que ordena suplicando: “Señor Jesucristo que esté contigo. Recíbelo en tu casa de gloria. Llévatelo contigo.”
Pero, hoy, todo invita a creer en Jesús Resucitado y Glorioso. Hoy, hermano Juan Francisco, estamos agarrados al doloroso clavo de tu sorpresiva muerte, en la muerte del Señor Jesús para proclamar con fuerte voz: que creemos en la resurrección de los muertos y en la vida del mundo futuro.
Te recuerdo que tú querías una vida, más o menos larga, aquí en la tierra, pero Dios prefirió darte una vida para toda la eternidad. Tú amabas, como pocos, la historia, sobre todo de nuestro pasado colonial, también la historia de nuestros pueblos y mártires cristeros. Todo lo querías “recrear.” Cuánto gozaba con ello. Pero, yo que sepa, nunca te atreviste a recrear el cielo. Ese cielo que de niños, a coro, cantábamos y hasta gritábamos, “Al cielo, al cielo, quiero ir.” Pues bien, ese gusto ya se te cumplió, a nosotros sólo quedó el susto de tu partida, andariego peregrino de Dios.
Insisto, hoy, todo nos invita a creer. Estamos en el pleno tiempo en que recordamos la Pascua del Señor, aunque hoy cantamos el gloria entre lágrimas y suspiros, entre la envidia y la nostalgia de estar allá y de no estar aquí. Hermano, ya diste el paso de la muerte a la vida, ya viviste la Pascua del Señor. Y Dios escogió para tu partida un primero de abril como Anacleto González Flores, nuestro beato de Tepatitlán. Y los dos dijeron: ¡Dios no muere! ¡Viva Cristo Rey!
Hermano Sacerdote Juan Francisco, ¿quieres recrearnos tu entrada a la Casa de nuestro Padre Celestial? De seguro entrarás saludando alegre, a medio cielo, como lo hacías en tu camino hacia el santuario con los vendedores de San Juan. Entrarás, después de una jornada sacerdotal de 39 años y más, bien trabajados y con frutos multiplicados. Cuántos sudores y semillas sembraste sin descansar y cuántas gavillas lograste acumular. Con qué orgullo te acercarás al pecho del Padre Eterno y gozoso oirás: Siervo bueno y fiel, entra al gozo que te tengo preparado. Y ¿luego, qué seguirá? San Pablo dice: “Ni el ojo vio ni el oído oyó, ni puede imaginarse lo que Dios tiene preparado para los que le sirven y le aman.” Pero, también el salmo 22: “El Señor es mi pastor: nada me falta; en verdes pastos él me hace reposar. A las aguas del descanso me conduce, y reconforta mi alma. Por el camino del bueno me dirige, por amor de su nombre. Aunque pase por quebradas oscuras, no temo ningún mal, porque tú estás conmigo con tu vara y tu bastón, y al verlas voy sin miedo. La mesa has preparado para mí, con aceites perfumas mi cabeza y rebosas mi copa. Mi mansión será la Casa del Señor por largos, largos días.” Amén.


Cuando un ser muy querido muere, ya no somos los mismos, no encontramos palabras para consolarnos; la fe se vuelve un voluntarioso mandato que ordena suplicando: “Señor Jesucristo que esté contigo. Recíbelo en tu casa de gloria. Llévatelo contigo.”
  Ciudad de México, 2 de abril de 2016

COMUNICADO
La Secretaría General de la Conferencia del Episcopado Mexicano comunica que Su Santidad Francisco ha aceptado la renuncia al oficio de Obispo de San Juan de los Lagos, que S.E. Mons. Felipe Salazar Villagrana, en conformidad al canon  401 § 1 del Código de Derecho Canónico, había presentado en precedencia. Al mismo tiempo, el Santo Padre se ha dignado nombrar Obispo de San Juan de los Lagos a  S.E. Mons. Jorge Alberto CAVAZOS ARIZPE, actualmente Obispo Titular de Isola y Auxiliar de la Arquidiócesis de Monterrey.
La noticia ha sido publicada en L’Osservatore Romano el día de hoy, sábado 2 de abril de 2016, a medio día, tiempo de Roma.

+ Eugenio Andrés Lira Rugarcía
Obispo Auxiliar de Puebla
Secretario General de la CEM


Gracias Don Felipe


“El Obispo de la sonrisa sincera”.
El 11 de marzo de 2008 comenzó una nueva etapa en la historia  de ésta Diócesis, publicando una gran noticia emitida por sus Santidad el Papa Benedicto XVI, quien nombro cómo V Obispo de esta Diócesis a Don Felipe Salazar Villagrana, pero es hasta dos meses después, el 14 de mayo cuando  Don Felipe toma el Pastoreo de esta Diócesis, a la edad de 68 años.
El Obispo Felipe Salazar promovió la pastoral diocesana con el IV  y el V Plan Diocesano de Pastoral, además de la Visitas pastorales  y numerosas visitas a diversas comunidades para conferir sacramentos, consagrar altares y dedicar templos.
Don Felipe Salazar ordenó 94 sacerdotes e inauguró varias construcciones Diocesanas, entre ellas se encuentran: el Centro Cultural Anacleto González Flores, en el Seminario Mayor  de la Inmaculada Concepción, las Cabañas Sacerdotales y las Oficinas de la Curia Diocesana en San Juan de los Lagos, Jal., y la Casa Diocesana del Adorador, en San Cristóbal Magallanes en Tepatitlán Jal.
Gracias Don Felipe Salazar, ya que usted ha estado con nosotros desde el inicio de esta Diócesis, ha sido impulsor de una pastoral orgánica  y planificada, fue Usted Vicario General mientras Dn. Javier Navarro.
El periódico Mensajero Diocesano le agradece el apoyo brindado a lo largo de estos casi 8 años.

#GraciasDnFelipe.