viernes, 3 de febrero de 2017

La bendición de Jesús nuestro Rey, les acompañe.

Queridos hermanos, qué gran testimonio  de tantos hermanos nuestros que han venido peregrinando desde tierras lejanas y que nos muestran una unidad con todos nosotros en el amor a nuestro Señor Jesucristo y su Madre y también, Madre nuestra María santísima de San Juan, que gran signo de fe y comunión. Dios les bendiga en sus caminos de vida y en sus caminos de fe.
La presencia de María santísima expresada de forma clara en el Evangelio, tiene tanta actualidad y fuerza como en el mismo momento del episodio evangélico. Vemos como desde la Anunciación, momentos como la pasión y la Cruz de Jesucristo, momentos de Iglesia como es el envío del Espíritu Santo, la Madre de Jesús y nuestra está presente. Ahora sigue entre nosotros; en los evangelios y además en las advocaciones que en distintas partes del mundo, aquí en México muchas,
Todas bellas pues son expresión de que Ella nos acompaña y estando Ella tenemos camino seguro a Cristo y de recibir bendiciones del Cielo.
El Papa Francisco comentó,
Señalando a la virgen de Guadalupe: "por esto el diablo le hace a México tanta bronca". Qué gran gesto!!! Y es verdad, nos recuerda el texto del Apocalipsis en que la Mujer Santa es perseguida.
Hermanos, no dejemos de ver e imitar a María santísima, que nadie nos quite el ejemplo que Jesucristo mismo exalta de su Madre santísima; La Iglesia fundada por Cristo no deja sin veneración a María santísima porque su Fundador Jesucristo, se lo ha dado; y Ella sigue siendo ejemplo y ayuda para vivir la fe.





Con mis oraciones y mi bendición: + Mons. Jorge. C. A.

Quien es un evangelizador y catequista



Desde los primeros años del cristianismo y hasta principios de este siglo, la tarea de la Evangelización estuvo reservada únicamente a los sacerdotes y religiosos de la Iglesia. Pero los tiempos han cambiado y ahora se hace necesario que todo  cristiano debe participar en la misión profética, sea   sacerdote, religioso, laico y familia.

El mundo necesita Apóstoles de la Nueva Evangelización de todas las edades, razas, nacionalidades y oficios, que anuncien el Evangelio. Y anunciar es más que decir algo, contar o enseñar. Anunciar es afirmar, gritar, comunicar, es transmitir con toda la vida. Y anunciamos no un mensaje frío  o un simple cuerpo doctrinal. Anunciamos ante todo una Persona, un acontecimiento: Cristo nos ama y ha dado su vida por nosotros.

Por eso el evangelizador o catequista debe ser alguien con una fuerte experiencia de Dios, enraizado en la Palabra, con una fe profunda y atento a la realidad del mundo, donde está llamado a proclamar el Evangelio. La Iglesia y nuestro mundo necesitan evangelizadores y catequistas santos, que contagien con su sola presencia y que no solo hablen de Cristo sino que con su testimonio muestren el rostro de Jesús en nuestro mundo confundido por tantas otras propuestas.

Ante este nuevo y desafiante horizonte cultural, la Iglesia necesita de la fortaleza y perseverancia de los evangelizadores y catequistas para que sigan anunciando con alegría que Jesús es el Señor.



Queridos hermanos. Paz y esperanza a todos en Cristo Jesús, El Señor




Hemos ya pasado los primeros días del nuevo año. Gracias a Dios. Nos vamos adentrando en el año viviendo el tiempo que Dios nos ha concedido. Bendito sea!!!. Ya empezamos a ver mucho más , situaciones buenas, o algunas que nos inquietan; y por tanto qué importante es saber salir adelante aprovechando nuestro tiempo. Nuestro tiempo pasa pero puede dejar situaciones buenas o mejores según lo llevemos; aún en situaciones adversas en el tiempo maduramos nuestra vida y logramos algo más no sólo en beneficio personal sino también, apoyándonos en Dios y en las personas que nos quieren, en las situaciones diversas que podemos tener.

Hoy por ello, pido oraciones por todos y en especial por quien sufre, y por quienes promueven bien, paz, una verdadera esperanza. Es importante ver también a quienes, incluso batallando, nos edifican y hacen algo en bien de la humanidad. Cuanto edifica quien como Cristo cargando la Cruz, sabe que al paso del tiempo se logra una meta grande.
Hoy también nos edifican personas dedicadas a atender a quienes necesitan; cuanta fuerza da saber de personas o seglares, sacerdotes y de religiosas que atienden a personas necesitadas: Qué gran experiencia de Jesucristo entre nosotros. Cuanto edifica saber que hermanos nuestros, por la fe caminan cientos de kilómetros para llegar a visitar a nuestra Madre santísima de San Juan. Que admirable poder hacer tanto bien. Les invito a no desfallecer en nuestro inicio de año en hacer el bien. Hagamos bien las cosas, pero sobre todo HAGAMOS MUCHO BIEN.

Con mis oraciones y mi bendición: + Mons. Jorge Cavazos Arizpe.

FIESTA DE LA CANDELARIA



Aunque la Fiesta de la Candelaria la celebraban los indios en su Pueblo de San Juan, nunca fue la fiesta titular de Nuestra Señora de San Juan. Al dar su informe el Capellán Mayor D. Nicolás de Arévalo, en 1681, hablando de las fiestas más antiguas de los indios de San Juan, esto comenta: “Los indios de este Pueblo celebran las siguientes (fiestas): El día de San Juan Baptista, Titular de este Pueblo, celebran fiesta con Vísperas y Misa, y el día después Misa de Aniversario; el día de la Presentación de Nuestra Señora, día en que mudan Prioste y Mayordomo celebran fiesta con Vísperas y Misa, y el día siguiente Misa de Aniversario.” (P. Florencia n. 198). Históricamente, es a partir del primer milagro, en 1623, que fue conocida esta milagrosa imagencita, como “la Virgen de San Juan” y, desde entonces así ha sido aclamada como Nuestra Señora de San Juan de los Lagos.
Pero, el original nombre de esta Virgencita de San Juan, que exhibe la misma imagen, es el nombre de la Inmaculada Concepción, venerada por los indígenas desde 1542, a quienes ellos simplemente llamaban “Cihuapilli” (Señora Celestial).
El título de Inmaculada Concepción fue dado oficialmente, en 1666, por el Señor Obispo de Guadalajara Francisco Verdín de Molina. A partir de entonces la fiesta más sonada y concurrida hasta mediados del siglo XIX fue la fiesta del 8 de diciembre, fiesta de la Inmaculada Concepción. Mejor conocida, no sólo por los muchos milagros de la Virgen de San Juan, sino por la famosa feria de San Juan, que en torno a esta fiesta se llevaba a cabo, y  que llegó a ser la más importante de América en el México Colonial.
Entonces se preguntarán muchos de ustedes ¿cómo es que ahora la fiesta de la Candelaria es la que más reúne devotos peregrinos, en tan gran número que, según las cuentas del departamento de turismo, en los días cercanos al dos de febrero, transitan cerca de dos millones de peregrinos?
La historia de este drástico contraste entre la fiesta del 8 de diciembre que hoy reúne a unos pocos miles, y la fiesta del 2 de febrero, que hoy reúne a dos millones de gentes, en sus orígenes, no se dio este cambio, de “golpe y porrazo”, sino lentamente como el venero de agua que llega a convertirse en un caudaloso río, con todos los afluentes que se le van agregando en su camino.
La historia de este cambio en la afluencia de peregrinos, de una fiesta a otra, comienza en 1869, precisamente en las vísperas de la fiesta de la Virgen de San Juan, el 8 de diciembre, en el año en que se conmemoraba el primer centenario de su traslado de la Sagrada Imagen, de su segundo santuario a su tercero.
En 1869, la fiesta de la Candelaria era una fiesta que, desde antaño se celebraba como una fiesta mariana más del santuario, sin relieve ni aparato, ni congregación mayor de gente para celebrarla que el ordinario en un santuario tan concurrido como era el de San Juan.

Sucedió, en esa ocasión, que el vecino y primer Obispo de León, Guanajuato, D. José María Diez de Sollano, al ser invitado a la magna celebración, le tocó palpar el esplendor profano de la Feria que abarcaba 15 días, teniendo como centro el 8 de diciembre.  Pero, al mismo tiempo, “se dio cuenta sin duda el Ilustrísimo Prelado de que el vicio y la inmoralidad más refinados se habían infiltrado, por decirlo así, en la feria de San Juan, causando estragos terribles en las costumbres”. Así opinaba el Historiador de San Juan, Pedro María Márquez.
Y continúa diciendo: “Esto fue motivo suficiente para que el Ilustrísimo Señor comenzara desde entonces a inculcar a sus diocesanos la resolución de cambiar sus peregrinaciones del tiempo en que se celebra el novenario de Nuestra Señora de San Juan –del veintinueve de noviembre al ocho de diciembre- a la fecha en que se celebra la fiesta de la Presentación del Niño Jesús al Templo”.
Y cree Pedro María, que esto bastó para que los devotos del Bajío fueran acostumbrándose poco a poco a cambiar sus peregrinaciones a la Fiesta de la Candelaria. Y tiene mucho valor su información porque este Historiador nació en San Juan, un año antes (1868) de este primer centenario en que se tomó esta determinación. Comenta dicho Historiador que, al principio, cambiaron de fecha muy pocas peregrinaciones, y que, paulatinamente, fue aumentando el número de los peregrinos que anualmente venían en esta nueva fecha del 2 de febrero.
Por su parte el Señor Obispo Diez de Sollano muy pronto designó un sacerdote para encabezar estas peregrinaciones para la fiesta de la Candelaria, y que, con el tiempo, dieron en llamarse “La Caravana de la Fe”.
En la actualidad, el grupo de peregrinos de a pie que se autonombra “La Caravana de la Fe” no abarca a todos los grupos que vienen a visitar a Nuestra Señora de San Juan en su fiesta de la Candelaria.  Ciertamente este grupo organizado arranca, en su origen, de los varios grupos centenarios de peregrinos a San Juan en la Candelaria que aún siguen viniendo.
Sigue diciendo el Historiador sanjuanense Márquez que, gracias al apoyo y promoción de sus sacerdotes de origen y del santuario, las peregrinaciones y el número de sus miembros aumentaron. Tanto fue así que en el tiempo del Capellán Mayor del Santuario de San Juan, D. Agustín Rodríguez (entre 1870 y 1880),  muy pronto fueron diez mil, multiplicándose por miles, cada año. Mientras… la feria de San Juan vino a menos de año en año.
Más, hoy por hoy, la actual Caravana de la fe quedó sumergida en tanta gente organizada y espontanea que viene en estas fechas. Cada grupo tiene su propia organización y es promovida, muchas veces, por sus obispos o sacerdotes de origen. Sin embargo, me atrevería a decir que la mayoría viene espontáneamente.
Todos coinciden en venir a San Juan en la Candelaria y en los días más cercanos al 2 de febrero, sobre todo, los dos fines de semana previos a esta festividad. El día primero de febrero entra, durante todo el día, la Caravana de la Fe y quienes, durante el camino, se van sumando a ésta para llegar el mismo día.[1]

 Presbítero Jaime

Consejo Diocesano de Pastoral



El pasado 23 de enero del presente año, en la Casa Pastoral de Juan Pablo ll se llevó  a cabo la reunión del Consejo Diocesano de Pastoral con la finalidad de seguir trabajando todos unidos para el bien de nuestras comunidades. Presidido por  Monseñor Don Jorge Alberto Cavazos Obispo de esta Diócesis y los presbíteros, religiosos y agentes de pastoral representantes de las diferentes comisiones y decanatos.
Dentro del el mensaje de bienvenida del Señor Obispo  a todos los integrantes del Consejo Diocesano nos dejó en claro que es importante seguir animado todos esos aspectos  que ya se viene trabajando desde el año pasado, siempre teniendo en cuenta el dirigir nuestro esfuerzo a el más desamparado.
Don Jorge Alberto Cavazos nos dijo: que una gran labor se lleva a cabo con testimonio con acciones concretas para  mostrar  un nuevo rostro de iglesia tomando en cuenta que  de esta manera  nos invita a trabajar Su Santidad el Papa Francisco.  La iglesia no debe ser un eslogan de adorno, si no debe salir a las calles llegar a las  cárceles  porque hay Cristo nos espera. Seguido, dio las gracias al Presbítero Francisco Escobar Mireles por estos casi 8 años por estar al frente de este Consejo Diocesano y dio la bienvenida al Padre Rafael Domínguez el nuevo Vicario de Pastoral.
Dentro de esta reunión de consejo se realizaron los primeros bosquejos para la próxima  XX Asamblea  Diocesana de Pastoral  dando gracias a Dios y a María Santísima por estos 45 años de que esta  Diócesis está conformada. Llegada la tarde se realizó una celebración eucarística presidida por el Obispo Don Jorge Alberto Cavazos,  en el cual se le agradeció al Presbítero Escobar Mireles por su servicio y su disposición hacia el consejo diocesano de pastoral por ser parte clave del desarrollo de esta Diócesis.
A la par del Consejo, todos debemos estar viviendo el Año del “Testimonio y del compromiso moral cristiano”, poniendo en práctica los valores del Reino. Acaba de comenzar este 2017, un año lleno de retos, donde se nos invita a fortalecer la pastoral diversificada de las Comisiones y Vocalías  en las que trabaja  nuestra Diócesis, no olvidando a aquellos que más necesitan nuestra acción en nombre de Cristo, Buen Pastor; ya no es tiempo excluir si no de incluir, de hacer posible la comunión.

 Sandra Padilla