lunes, 18 de enero de 2016

“Testimonio vivo”

“Testimonio vivo”
“Y fueron aconsejados de que regresaran por otro camino” (Mt 2, 12)
El Viajero de los Pueblos
Dar buen consejo al que lo necesita. Suena difícil en un mundo tan individualizado poder tomar la opción por ayudar alguien, y ante muchas ideas que nos proponen que los consejos pueden caer mal, o ser no aceptos para quien los necesita la Iglesia nos propone como una obra de misericordia esta frase que encierra en ella un gran sentido de caridad, humildad y de sacrificio. Dar buen consejo a quien lo necesite es estar en el momento adecuado con la persona y ayudarla en el conflicto que viva. Es descubrir que siempre necesitamos de alguien que nos oriente y nos apoye.
Viajando por Lagos de Moreno tuve la oportunidad de presenciar un acto increíble que me ayudó a comprender el gran valor de esta obra de misericordia. Conocía a Violeta, una joven alegre, entusiasta y de gran apertura para con los demás. En una ocasión, que creo que ella no recuerda, se acercó un compañero a platicar con ella. Él iba destrozado, aturdido y confundido por lo que pasaba. Al poco, después de unos minutos, el compañero estaba transformado. Mi curiosidad me llevó a preguntarle qué le había dicho, o cómo lo había convencido de que su problema no era tan grande. Ella me respondió con una sonrisa y dijo: “Él sólo necesitaba de alguien que lo escuchara, que tuviera tiempo para él y que alguien se animara a decirle lo que él ya sabía, para solucionar su problema”.
Fue entonces que comprendí que más que tener las palabras exactas para dar un buen consejo, es necesario tener la delicadeza de escuchar y regalar un poco de tiempo a quien lo necesita. Además Violeta me enseñó que todos hemos experimentado momentos en los que necesitamos de los demás y acudimos con quien sabes nos puede brindar seguridad. Casi en todos los casos, sabemos las respuestas a nuestras dificultades pero necesitamos de quién nos dé un consejo.  
Cabe resaltar que dar un buen consejo a quien lo necesita no siempre es grato, hay ocasiones en las que necesitamos sacrificar un poco de nuestro tiempo e incluso de nuestra propia amistad con la persona para decirle lo que necesita escuchar y lo que le hará mejor y no sólo lo que le conviene o quiere escuchar. A nadie nos gustaría que nos aconsejaran en lo que estamos mal, pero sabes que quien lo hace es porque nos ama, y más cuando lo hacen con caridad y amistad.
Igual Jesús en el Evangelio nos da una gran lección de esta obra de misericordia. Cuando de noche Nicodemo se presenta a Jesús, no lo hace porque no tenía tiempo en el día o porque haya sido la única ocasión de encuentro con el Señor, sino por miedo. En este diálogo Jesús, que conoce los corazones, no responde a Nicodemo con lo que él pretende, sino que lo exhorta a nacer de nuevo, en el Espíritu. Así pues Nicodemo recibe de Jesús un consejo admirable, y lo recibe porque Jesús entiende que él lo necesita. (Jn 3, 1-21)
Así de muchas maneras en el Evangelio podemos ver distintos pasajes que nos muestran lo valioso que resulta ser un consejo en el momento apropiado, como la huida a Egipto o el cambio de camino de los Magos, para no regresar con Herodes. (Mt 2, 12-13)
Por todo esto podemos descubrir que dar buen consejo al que lo necesita implica tres cosas; primero dedicar un tiempo de diálogo personal, como Jesús con Nicodemo. Segundo, ser oportuno como el anuncio a los Magos. Y tercero, descubrir que es un don de Dios, “porque a uno Dios, a través del Espíritu Santo, le concede habar con sabiduría” (1 Cor 12, 8). Esta fue la enseñanza que agradezco a Violeta.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Agradecemos tus comentarios
(Los comentarios son moderados)