“Aunque todos los
seres humanos hemos venido al mundo con una Misión a desempeñar, no todos
tenemos el privilegio de conocerla y realizara”.

La tarea
del sacerdocio no es nada fácil, ya que más que una vocación, ser sacerdote
demanda, como sucesor de Jesucristo asemejarse a él actuando con humildad,
servicio, entrega, amor, enseñanza, paciencia, amistad, comprensión,
solidaridad, sencillez, entre muchas otras cualidades; las cuales estuvieron
presentes día a día en el servicio sacerdotal brindado por tan querido sacerdote.
Todos
necesitamos de vez en cuando una voz de aliento, alguien en quien confiar, a
quien contarle nuestros problemas, sabernos escuchado, recibir un consejo por
parte de un AMIGO VERDADERO, y sin duda alguna, él siempre estuvo ahí,
haciéndose presente como el mismo Jesucristo lo hubiera hecho.
Encargado
de algunas agrupaciones parroquiales fungiendo como guía espiritual, de tales
como Misioneros Jóvenes, Movimiento Adolescente Estigma, Pascuas de
Adolescentes y Niños, Campamento de Pascuas, Catequesis, Monaguillos; así como
de algunas rancherías de la comunidad, especialmente Los Arrayanes, Mezquitillo,
El Bañadero, entre otras.
Su
llegada a este pueblo trajo consigo alegría, entusiasmo, ganas de cambiar, de
renovarse. Recibir tantas muestras de afecto y sobre todo, manifestando de esta
forma tan sencilla la labor del sacerdote, siempre con buena disposición, a
pesar de sus tantas ocupaciones nunca dio un no como respuesta cuando se
necesitaba de él, siempre estuvo ahí con amor gratuito y oblativo.
Han
pasado cuatro años desde que lo recibimos y hoy llega la hora de la despedida,
no de decir adiós porque se quedará en nuestros corazones, te decimos hasta
pronto porque en nuestras memorias queda grabado desde ese primer día que llego
a nuestra Parroquia y cada día desde entonces, donde con sus actos logró no
solo el respeto sino también el cariño y admiración de todos los que lo
conocemos.
Está claro que en esta vida terrenal “todo empieza y todo
acaba”, gracias por el tiempo dedicado a nuestra Iglesia. Dios bendiga sus
pasos, admirable capacidad y entrega, discernimiento e inteligencia, pero sobre
todo esa capacidad de amar que tiene. Esperamos quedar en sus oraciones, puesto
que usted siempre estará en las nuestras.
Le
deseamos lo mejor en su nuevo destino donde de sobra queda decir que hará un
excelente labor de servicio sacerdotal como el que realizó en nuestra
comunidad.
“DIOS LO BENDIGA POR SIEMPRE PADRE SAÚL”.
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