martes, 4 de agosto de 2015

“MI FORTALEZA,  DIOS”


     Con este lema, ha sido amparado el ministerio episcopal de Monseñor José Trinidad Sepúlveda Ruíz Velasco, quien fue consagrado Obispo un 25 de julio de 1965 para ser el primer Obispo de la Diócesis de Tuxtla Gutiérrez Chiapas.
     Recuerdo aquél  del 11 de marzo de 1988, cuando las campanas de la catedral de San Juan de los Lagos, anunciaban con júbilo que un nuevo Pastor llegaba a la Diócesis.  Todo estaba dispuesto para el gran momento. En el atrio frente a la puerta lateral se acondicionó un entarimado, las cámaras de televisión se hicieron presentes, cientos de sillas fueron ocupadas por personas de toda la diócesis, se dio lectura a su nombramiento, varios sacerdotes concelebraron  la Santa Misa; al final nos trasladamos a la Escuela Rita Pérez donde se llevó a cabo la cena, fue  el  primer encuentro con nuestro Obispo; y al concluir, todos emocionados con un  prolongado aplauso recibimos a Don Trino, quien venía ilusionado a trabajar en esta porción del pueblo de Dios que peregrina en nuestra emprendedora  región alteña.
     Estuvo con nosotros durante 11 años y durante su episcopado tuvo lugar la visita del Papa San Juan Pablo II, aquí a San Juan de los Lagos y se construyó la Casa de Pastoral Juan Pablo II.  Por todo esto y muchas cosas más, estamos agradecidos con Dios y con Señor José Trinidad.
     El pasado sábado 25 de julio estuvimos de fiesta, con Solemne Eucaristía dimos gracias a Don José Trinidad Sepúlveda y festejamos sus 50 años de  servicio episcopal.  Acompañaron los Obispos: Don Javier Navarro, Don Chema de la Torre, Don Raúl Gómez, Don Pedro Vázquez, Don Gerardo Díaz, Don Cristóbal Asencio; presidió la Concelebración nuestro Obispo diocesano Don Felipe Salazar.  Varios sacerdotes de la diócesis se hicieron presentes, asimismo, algunos laicos  asistimos con alegría y pedimos a Dios por quien fuera nuestro tercer Obispo. El coro de catedral dirigido por el Padre Jorge Luis Aldana, realzó la celebración.
     Predicó Don Javier Navarro, quien entre otras cosas, señaló:
Don José Trinidad Sepúlveda Ruíz Velasco, le acompañamos con profundo y sincero afecto en esta acción de gracias, por medio siglo de ministerio episcopal, gracias a la fuerza que viene de lo alto. El Apóstol es enviado y es cualificado por aquél que lo llama y luego lo envía, no sin antes tenerlo junto a sí, para que más que aprender doctrinas, pueda aprender  un estilo de vida, que se va a convertir también en estilo de muerte y sea el estilo permanente de vivir con Dios en el cielo.  Hay que ser conscientes de las luchas y fatigas que conlleva este ministerio; porque el que se busca a sí mismo se pierde y el que arriesga perder su tranquilidad, su seguridad, su vida, por el Evangelio, ese es finalmente el que la gana".
     Dice el Obispo contento en su libro, que él, se sentía feliz impartiendo sus clases en el seminario de Guadalajara, cuando Dios irrumpe su historia personal para marcarle otro camino;  y con las dudas que todos los Obispo hemos tenido cuando se nos propone algo que no habíamos pensado, finalmente, uno acepta pensando así fue como concluyo  el  Obispo Sepúlveda: "Al fin que Mi Fortaleza es Dios".  El Señor Dios es quien va llevando historia, somos conscientes de nuestra fragilidad, pero también admiramos la habilidad de éste artesano que no solo transforma la materia, sino que la crea, porque  para ser vasija frágil, qué admirable es el Señor que conserva esta vasija después de cincuenta años de llevar el peso de esta cruz del ministerio episcopal. El Señor llama a los que quiere y es la permanencia con el Señor lo que finalmente va a hacer al Obispo y al Apóstol, Testigo.
     Sin duda,  medio siglo de ministerio episcopal, ha sido oportunidad, como dice el Obispo contento en su libro, de llegar al límite de ciertas pruebas y sufrimientos, al límite de la resistencia física; pero para eso hemos sido llamados al sacerdocio y es que el sacerdocio de Cristo, es amor, pero va a ser también dolor; porque no podemos concebir un  sacerdocio si no es crucificado en la Cruz misma de Jesucristo” 
     Al finalizar la Eucaristía, el Señor José Trinidad Sepúlveda pidió a todos, que lo tengamos presente en nuestra oración y agradeció por tantas muestras de cariño.  Luego en la casa de la tercera orden tuvo lugar la comida donde con alegría compartió con sus sacerdotes, inolvidables momentos.
    Señor Obispo Don Trino, gracias por haber sido nuestro Pastor, nuestro Guía,  nuestro Amigo.  Dios lo bendiga.
Luz María 


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