El Viajero de los Pueblos La
Responsabilidad es uno
de los valores
fundamentales en nuestros
tiempos, lleva consigo
una carga de atención un sentido para las cosas y un gran valor para
jerarquizar las actividades diarias para cumplir lo más importante. Para muchas
personas la responsabilidad es sólo hacer lo que les toca, sólo
estar en el
momento indicado, pero
no es así.
La responsabilidad va
más allá de las
tareas, es estar atento a las necesidades de los demás y hacerte responsable de
ellas, sin que te lo pidan, sin que te toque o no, con el simple deseo de
ayudar. En el Seminario
Mayor se encuentra
un padre muy
amable, de gran
sonrisa y de
profunda espiritualidad. El Padre
Francisco es director
espiritual de la
facultad de teología.
Siempre está atento en
sus comisiones y
es muy raro
ver que alguna
tarea que le
corresponda falte en la comunidad
o no esté
a tiempo y
en forma. Al
inicio de este
semestre tuve la
intención de entrevistarlo para
mandar un artículo
al Mensajero Diocesano,
cosa que aún
no he podido. Cuando llegué con él a preguntarle si
podía entrevistarlo me dijo: Sí, pero me gustaría que fuera en un tiempo más
calmado, que le
tomemos la seriedad
necesaria, además ahora
tengo que preparar los ejercicios
espirituales para los futuros diáconos. De principio pensé en que no quería ser
entrevistado, pero después descubrí que sus palabras fueron muy sabias y que en
realidad debía darle un tiempo y una forma adecuada a este trabajo de
evangelización. Después de un
tiempo, lo veía
cansado, un poco
atareado pero siempre
sonriendo. Entonces entendí que no siempre
podemos decir a todo que
sí. Incluso debemos
poner nuestros ojos
en nuestras
responsabilidades, en lo
que debemos hacer,
pero también en
aquello que aunque
no nos corresponde, está a nuestro alcance y es para servir a los
hermanos. Así Jesús en el Evangelio nos
muestra una parábola interesante, la parábola de la responsabilidad, o de
los talentos. Cuando
el hombre noble
partió para ser
coronado rey dejó
a cada uno
tareas específicas, unas grandes
otras pequeñas pero
a todos encomendó
una labor. El
primeromultiplicó sus talentos, pero el último sólo hizo lo que
supuestamente le tocaba, no puso atención en sus labores, tomó las cosas sin
seriedad. (Cfr. Lc 19, 11- 28)El padre Francisco me enseñó la lección de ver
por mis responsabilidades con seriedad y esmero, para poder
decir al Señor,
igual que el
trabajador de la
parábola. Y algún día
también el Señor podrá decirnos: Muy bien, has sido un
buen criado, puesto que has sido responsable en lo poco, recibe el gobierno de
diez ciudades. (Lc 19, 17) Ahora nuestro trabajo es analizar nuestras
responsabilidades y ver hasta qué punto las cumplimos con fidelidad
y constancia. Es
bueno que en
este adviento sepamos
comprender y valorar
el sentido de nuestras
responsabilidades por encima
de otros compromisos
que puedan llenar nuestras agendas y hacernos olvidar de
nuestra tarea primordial. No dejemos que las compras y el trabajo no invadan
antes bien, dediquémosle tiempo a la familia, a la oración y a preparar nuestro
corazón a la venida de Cristo al mundo.
Ojalá que al
final de los
tiempos podamos decirle
al Señor: Señor, una
familia me entregaste, amigos, tiempo,
amor y fe,
aquí están diez
veces más que
gané cuando aproveché mi
tiempo y cumplí con
mis responsabilidades. Y el Señor
sabrá premiar nuestro
esfuerzo cotidiano con su
confianza gratificante, con su cariño, y su amistad sincera.
Tutmes Hertzahim Carrillo Romero
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