
Esto implica un poco de reflexión y mucha valentía para reconocer que debemos
cambiar, así
que aquí
les dejo 5 tips para lograrlo.
PRIMERO. EVITA LAS TENTACIONES.
¿El punto
flaco son los refrescos, los chocolates o las botanas? Es importante que
revisemos la alacena para sacar cualquier cosa que se haya quedado de diciembre
y que sea una tentación para nosotros.
Evitemos los refrescos a toda costa porque
nos llenan de gas, además de que tienen mucha azúcar; los podemos cambiar por agua natural o de sabor.
Es muy importante no tener cosas enlatadas,
siempre es mejor y más barato lo fresco pero si no se puede, por lo menos usemos
alimentos congelados ya que son más saludables. En el super encontramos toda clase de verduras y
frutas congeladas, hasta chiles poblanos listos para rellenar.
Con mis hijos procuro no tener dulces ni
chocolates en la alacena porque los aceleran y son una gran tentación.
¡Y para mi
también!
SEGUNDO. UN POCO
DE DICIPLINA VIENE BIEN.
Si planificamos nuestras comidas y hacemos
una lista de los ingredientes que necesitamos es más fácil que,
cuando vayamos al súper o al
mercado, evitemos comprar cosas que nos hacen daño y que sólo se nos antojaron en el momento.
Tres comidas al día y dos pequeñas guarniciones son las recomendables, pero siempre con medida en
el tamaño de las
porciones.
Yo procuro tener fruta o verdura picada para
las guarniciones de mis hijos.
También he conseguido los llamados “dulces nutritivos” que están hechos a base de ajonjolí, amaranto y algunas otras semillas que además del dulce nutren a nuestros
hijos.
TERCERO. USA TU IMAGINACIÓN.
Nadie ha dicho que la comida sana debe ser aburrida o monótona.
Si no nos gusta cocinar, existen libros de
recetas o programas de televisión que nos pueden ayudar y si disfrutamos cocinar, salirnos de la
rutina nos cae bien.
Así que ¡a buscar
recetas nuevas! que nos ayuden a comer mejor incluyendo el brócoli, los nopalitos, las
espinacas, el amaranto y la quinoa que le dan otro aspecto a las comidas y las
hacen muy nutritivas.
Con mis hijos me ha funcionado hacerles
espagueti a la boloñesa. Y en la
salsa de carne les mezclo todas las verduras que no se comen solas y luego les
agrego los condimentos propios de la salsa.
Nunca se dan cuenta de todo lo que les pongo
y se lo comen con mucho gusto.
Por supuesto que la comida rápida o chatarra esta fuera de este
plan.
CUARTO. SIRVE MENOS CARNES ROJAS.
No es necesario dejarlas por completo, las
podemos combinar con pollo, pavo, pescado o incluso con carne de soya o soya
texturizada que es muy nutritiva por su alto contenido de proteínas, es versátil porque la puedes guiar de
muchas formas obteniendo sabores muy variados y es muy económica.
Tenemos que buscar que la comida sea
balanceada y nutritiva, por eso debemos buscar más opciones.
Con mis hijos siempre busco probar nuevos
platillos. Con los niños es difícil que lo hagan pero he llegado al acuerdo de que si prueban un
platillo nuevo y no les gusta, yo no los fuerzo a que se lo coman, por el
simple hecho de que lo probaron.
La mayoría de las veces termina gustándoles lo nuevo y por lo mismo no tengo problemas con ellos, pero
si los estoy ayudando a que coman cada vez más y mejor.
Y QUINTO. LOS JUGOS PUEDEN SER TUS
ALIADOS.
Si, son ricos y muy nutritivos. A veces las
frutas que no les gustan a nuestros hijos se las podemos dar en jugo y así tener sus nutrientes y para nosotros son una buena y rica solución.
Por ejemplo:
Para desintoxicar los pulmones y bronquios,
podemos tomar jugos de pera, melón y pepino.
Para el sistema circulatorio y riñones: de apio y perejil.
Para el sistema muscular y óseo y para el corazón: de mango, apio y pepino.
Para el sistema digestivo: la ciruela, la
papaya y la zanahoria son de gran ayuda.
En
fin, comer rico y sano no es difícil. El chiste esta en comprometerse y tener fuerza de voluntad.
Si nos lo proponemos ¡¡¡claro que se puede!!!
Por Silvia del Valle.
@TipsMama5Hijos
www.tipsdeunamamade5hijos.blogspot.com
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