“MI FORTALEZA, DIOS”
Recuerdo aquél del 11 de marzo de 1988, cuando las campanas
de la catedral de San Juan de los Lagos, anunciaban con júbilo que un nuevo
Pastor llegaba a la Diócesis. Todo
estaba dispuesto para el gran momento. En el atrio frente a la puerta lateral
se acondicionó un entarimado, las cámaras de televisión se hicieron presentes,
cientos de sillas fueron ocupadas por personas de toda la diócesis, se dio
lectura a su nombramiento, varios sacerdotes concelebraron la Santa Misa; al final nos trasladamos a la
Escuela Rita Pérez donde se llevó a cabo la cena, fue el
primer encuentro con nuestro Obispo; y al concluir, todos emocionados
con un prolongado aplauso recibimos a
Don Trino, quien venía ilusionado a trabajar en esta porción del pueblo de Dios
que peregrina en nuestra emprendedora
región alteña.
Estuvo con nosotros durante 11
años y durante su episcopado tuvo lugar la visita del Papa San Juan Pablo II,
aquí a San Juan de los Lagos y se construyó la Casa de Pastoral Juan Pablo
II. Por todo esto y muchas cosas más,
estamos agradecidos con Dios y con Señor José Trinidad.
El pasado sábado 25 de julio
estuvimos de fiesta, con Solemne Eucaristía dimos gracias a Don José Trinidad
Sepúlveda y festejamos sus 50 años de servicio
episcopal. Acompañaron los Obispos: Don
Javier Navarro, Don Chema de la Torre, Don Raúl Gómez, Don Pedro Vázquez, Don
Gerardo Díaz, Don Cristóbal Asencio; presidió la Concelebración nuestro Obispo
diocesano Don Felipe Salazar. Varios
sacerdotes de la diócesis se hicieron presentes, asimismo, algunos laicos asistimos con alegría y pedimos a Dios por quien
fuera nuestro tercer Obispo. El coro de catedral dirigido por el Padre Jorge
Luis Aldana, realzó la celebración.
Predicó Don Javier Navarro,
quien entre otras cosas, señaló:
“Don José Trinidad Sepúlveda Ruíz Velasco, le acompañamos con profundo
y sincero afecto en esta acción de gracias, por medio siglo de ministerio
episcopal, gracias a la fuerza que viene de lo alto. El Apóstol es enviado y es
cualificado por aquél que lo llama y luego lo envía, no sin antes tenerlo junto
a sí, para que más que aprender doctrinas, pueda aprender un estilo de vida, que se va a convertir
también en estilo de muerte y sea el estilo permanente de vivir con Dios en el
cielo. Hay que ser conscientes de las
luchas y fatigas que conlleva este ministerio; porque el que se busca a sí
mismo se pierde y el que arriesga perder su tranquilidad, su seguridad, su
vida, por el Evangelio, ese es finalmente el que la gana".
Dice el Obispo contento en su
libro, que él, se sentía feliz impartiendo sus clases en el seminario de
Guadalajara, cuando Dios irrumpe su historia personal para marcarle otro
camino; y con las dudas que todos los
Obispo hemos tenido cuando se nos propone algo que no habíamos pensado,
finalmente, uno acepta pensando así fue como concluyo el
Obispo Sepúlveda: "Al fin que Mi Fortaleza es Dios". El Señor Dios es quien va llevando historia,
somos conscientes de nuestra fragilidad, pero también admiramos la habilidad de
éste artesano que no solo transforma la materia, sino que la crea, porque para ser vasija frágil, qué admirable es el
Señor que conserva esta vasija después de cincuenta años de llevar el peso de
esta cruz del ministerio episcopal. El Señor llama a los que quiere y es la
permanencia con el Señor lo que finalmente va a hacer al Obispo y al Apóstol,
Testigo.
Sin duda, medio siglo de
ministerio episcopal, ha sido oportunidad, como dice el Obispo contento en su
libro, de llegar al límite de ciertas pruebas y sufrimientos, al límite de la
resistencia física; pero para eso hemos sido llamados al sacerdocio y es que el
sacerdocio de Cristo, es amor, pero va a ser también dolor; porque no podemos
concebir un sacerdocio si no es crucificado
en la Cruz misma de Jesucristo”
Al finalizar la Eucaristía, el Señor
José Trinidad Sepúlveda pidió a todos, que lo tengamos presente en nuestra
oración y agradeció por tantas muestras de cariño. Luego en la casa de la tercera orden tuvo lugar
la comida donde con alegría compartió con sus sacerdotes, inolvidables
momentos.
Señor Obispo Don
Trino, gracias por haber sido nuestro Pastor, nuestro Guía, nuestro Amigo.
Dios lo bendiga.
Luz María
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