Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey
Al iniciar el mes en el que festejamos los acontecimientos
que derivaron en la independencia de nuestro país, quiero invitar a la
comunidad para que reflexionemos en la importancia de mantener vivos los
ideales por los que nuestros antepasados lucharon y que, con el tiempo, se han
ido olvidando, quedando sólo en un recuerdo, en ocasiones vago, de lo que
motivó a luchar por hacer de nuestra nación un país libre.
Ciertamente fueron 11 años de lucha armada, que dejaron a
muchas familias en el desamparo y que en ningún momento quisiéramos que se
repitiera, pero es importante reconocer que esta lucha se suscitó debido a que
ellos se sentían oprimidos y, hasta cierto punto, esclavizados, por lo que es
necesario que, al hacer una reflexión de la historia, nos demos cuenta de que
muchas de las situaciones del ayer, se siguen haciendo presentes hoy, tal vez
no de la misma forma, pero sí con la misma esencia.
Reconozco que en nuestro país se siguen realizando grandes
esfuerzos para que se viva esa la libertad tan anhelada, pero,
desafortunadamente, muchos no han querido comprender su verdadero significado,
y se siguen empeñando en limitar uno de los derechos humanos más grandes, que
ni el mismo Dios restringe: la libertad.
Es necesario que tomemos conciencia del compromiso moral que
tenemos como nación y que no es exclusivo de unos cuantos. Todos los que
habitamos este país, debemos esforzarnos por retomar los valores universales,
haciéndolos realidad en nuestro diario vivir.
Es necesario que salgamos del egoísmo absurdo que tanto daña
el crecimiento de las personas y, por consecuencia, de la nación en general, y
nos dispongamos a vivir la auténtica solidaridad con nuestro prójimo.
Mientras sigamos combatiendo unos contra otros, queriendo
imponer nuestra voluntad a costa de lo que sea, sin importar a quien nos
llevemos de encuentro, nunca lograremos el auténtico desarrollo social, que
sigue siendo un anhelo en el corazón de muchos.
Invito para que, en la vivencia de una verdadera
comunión, todos los niveles de la sociedad, cada quien desde su campo de
acción, siempre respetando las acciones a favor del bien común, nos dispongamos
a retomar los ideales que nos han dado esta Patria, siempre noble y generosa,
en la que vivimos.
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