miércoles, 11 de septiembre de 2013

Respeto a lo Sagrado


Catedral de San Luis, Missouri

Pbro. Francisco Escobar Mireles

Estamos en el Año de la celebración gozosa de la fe, que implica el sentido de fiesta por la obra salvadora de Cristo, la celebración múltiple del Misterio Pascual, las expresiones de fe  y el fomento de la esperanza cristiana. Con este motivo, quiero recordar algunos principios de respeto a lo sagrado, que el ambiente de poca atención a los detalles de cortesía básica y de ignorancia religiosa puede habernos hecho perder u olvidar.

Debemos educarnos, como fieles cristianos, para tratar santamente lo que es santo. Somos actores en la Celebración Eucarística, no meros espectadores. Lo importante es participar en los cantos, posturas, respuestas, con toda la comunidad, de una manera digna y devota. Lo que no sabemos, conviene aprenderlo y ejercitarlo.

Algunos principios que recordamos son de sentido común, que es el menos común de los sentidos. Hacemos algunas recomendaciones, respondiendo así a la petición hecha por muchas personas, aunque pueda chocar con la sensibilidad de otras.

La iglesia y la acción sagrada son muy diferentes de la plaza, el salón de fiesta o el parque, del paseo, el recreo o la fiesta escolar. Los niños son muy sensibles a la presencia de Dios; se requiere educarlos.
Además de ser el templo la casa de la comunidad cristiana, es casa de Dios. Nos recuerda que el mejor templo somos cada uno de nosotros: “¿No saben que sus cuerpos son templo del Espíritu Santo y que el Espíritu Santo habita en ustedes? El templo de Dios es santo, y ese templo son ustedes” (1Co 3,16-17). Y simboliza a la Iglesia, templo de piedras vivas (1P 2,5; Ef 2,21; Ap 21,22). Más aún, el verdadero templo de Dios es Cristo (Jn 2,19-21).
Por tanto, debemos presentarnos aseados de cuerpo y alma, con un vestido digno, a la altura del encuentro con Cristo. Que no se note dejadez o falta de seriedad, como si la celebración no fuera importante o la asamblea no mereciera respeto.

Quedarse a propósito en las puertas o en el atrio, bloqueando la entrada, además de ser una forma estúpida de perder el tiempo, significa nuestro poco interés. Sólo hay circunstancias especiales que lo piden: la persona se siente mal, el templo está supersaturado, está cuidando niños inquietos, espera a otra persona, o llegó tarde y molestaría al meterse.

No es digno del templo platicar, cruzar la pierna, curiosear, voltear hacia atrás continuamente, masticar chicle, corretear o comer. Para otros eventos a la persona se le exige una buena presentación y formalidad: solicitar un trabajo, asistir a una recepción, celebrar una graduación, rendir un homenaje, ser invitado especial en un banquete de gala, etc.

Tampoco es digno dejar el celular encendido para seguir recibiendo llamadas que distraen a los demás, a veces con alarmas ridículas. Significa intromisión de otras personas y actividades que restan la atención debida al Señor y a la comunidad en ese momento de oración.

¿No requiere una presentación digna la celebración oficial de los eventos de salvación? Que nada desdiga en nuestro porte de la santidad del encuentro. Ir en pants, short, traje deportivo, vestuario de pasarela de modas o de balneario, no es digno del lugar ni de la acción.

Antes bien, que todo ayude a prepararnos interiormente a participar de los Sagrados Misterios. Procuremos llevar un corazón dispuesto a unirse a Dios y a los hermanos, participando del Banquete Sagrado, y esa actitud pueda reflejarse en el vestido.

Como si fuéramos a una fiesta, nos presentamos con un rostro alegre, pues vamos a encontrarnos con el Dios de la vida y con su pueblo. Que los paganos descubran que ahí se alaba al verdadero Dios.
Todos somos actores en la Celebración Eucarística, no meros espectadores. Lo importante es participar en los cantos, posturas, respuestas, con toda la comunidad. Si no los sabemos, conviene aprenderlos. Todo lo que hacemos y decimos es oración.

No hablemos en voz alta dentro del templo, platicando como si estuviéramos en una plaza o un centro comercial. En el templo no se come ni bebe, ni se mastica chicle, ni se corre, ni se juega. Jesús dijo: “Mi casa es casa de oración, y ustedes la han convertido en cueva de ladrones”. Tenemos muchos lugares para hablar con los demás y tratar nuestros negocios; pero el templo es exclusivo para hablar con Dios. No distraigamos a los demás, impidiendo que reciban bendición.

Evitemos posturas inconvenientes en el templo. No es digno de una reunión seria e importante cruzar la pierna, poner los pies en las hincaderas, recostarse en la banca, etc. Ya no se diga rayar las bancas o las paredes. Si falta aseo o algo está desagradable, avisemos al sacristán, si no es posible ponerlo en orden nosotros mismos, para dejar el templo como nos gustaría encontrarlo. Jesús dijo: “Trata a los demás como quieres que te traten a ti”.

Eduquemos a los niños a respetar el templo como la casa de Dios y lugar de oración. Los niños aprenden lo que ven. Si nos ven respetuosos, aprenderán a respetar. Evitar carreras o juegos dentro del templo, sobre todo cerca del presbiterio. Nunca comprarles golosinas para que no molesten; puesto que de ese modo nunca aprenderán a respetar el templo, ni distinguirán una celebración litúrgica de un momento de recreo o un día de campo, etc. Si un niño llora, procuren, con prudencia, sacarlo; sus gritos molestan a la comunidad e impiden oír. Mucho les ayuda concientizarlos desde antes a dónde van, con quien van a hablar, qué van a pedir. Son muy sensibles a la presencia de Dios.


No ayuda al encuentro con Cristo un templo sucio y desagradable: biberones derramados, pañales, papeles, bolsas de botanas tiradas, etc. Desgraciadamente muchas familias no alcanzan a distinguir entre el templo y un lugar de recreo o paseo.

Reglamento para el uso de la tecnología





Silvia del Valle

En este tiempo que nos tocó vivir, la tecnología es un punto muy importante para nuestros hijos y no siempre tienen claro cómo deben de usarla.

Con la entrada de nuestros hijos a la escuela comienzan las tareas e investigaciones y el recurso más usado es el internet. Por lo que pasan horas y horas metidos en la computadora o las tabletas.

Para ayudarlos podemos hacer un "reglamento de uso de tecnología." Sólo se trata de poner límites, y de orientarlos un poco, por eso aquí les dejo 5 tips que pueden tomar en cuenta al hacerlo.

1. USA EL CONTROL PARA PADRES.
Todos los dispositivos que tienen acceso a internet, tienen la posibilidad de que los papás les pongamos algunas restricciones, para hacer la navegación más segura.

2. PON UN HORARIO DE USO.
No puede ser a libre demanda porque éste tipo de aparatos comúnmente, son adictivos y un elemento de distracción de sus deberes.

3. LOS DISPOSITIVOS NO VAN A LA ESCUELA
Primero porque pueden perderse o romperse y segundo porque son un distractor, así que no van ni a la escuela, ni a ningún lugar que implique actividades específicas que requieren de toda la atención.

4. NO SE PUEDE USAR LA TECNOLOGIA PARA HACER DAÑO.
Es decir, ni para mentir, ni para engañar y mucho menos para estar viendo cosas que no son formativas y que además les deforman la conciencia.

Tambien debemos enseñar a nuestros hijos que si les llegan fotos o cadenas donde está implicada la reputación de alguien, no deben hacer caso, y mucho menos seguir con el asunto, ya que el ciber espacio es tan amplio que no tienen idea del alcance y el daño que pueden producir.

No se trata de tenerlos aislados del mundo, pero si podemos educarlos en esta nueva forma de convivencia.

5. NADA DE LO QUE SE SUBE AL CIBERESPACIO ES PRIVADO
Debemos hacer conciencia a nuestros hijos, de que lo que se manda por correo, se sube a las redes sociales o se pone en internet es público, así que deben tener mucho cuidado con lo que ponen.

A mis hijos les digo que manden sólo lo que podrían decir o enseñar enfrente de mí, y que jamás hagan uso de la pornografía ya que les va minando la conciencia y les causa adicción.


Espero que estos consejos les sean de utilidad y los puedan poner en práctica.

Septiembre...¡mes de la patria!



Mons. Rogelio Cabrera López
Rogelio Cabrera López
Arzobispo de Monterrey

Al iniciar el mes en el que festejamos los acontecimientos que derivaron en la independencia de nuestro país, quiero invitar a la comunidad para que reflexionemos en la importancia de mantener vivos los ideales por los que nuestros antepasados lucharon y que, con el tiempo, se han ido olvidando, quedando sólo en un recuerdo, en ocasiones vago, de lo que motivó a luchar por hacer de nuestra nación un país libre.

Ciertamente fueron 11 años de lucha armada, que dejaron a muchas familias en el desamparo y que en ningún momento quisiéramos que se repitiera, pero es importante reconocer que esta lucha se suscitó debido a que ellos se sentían oprimidos y, hasta cierto punto, esclavizados, por lo que es necesario que, al hacer una reflexión de la historia, nos demos cuenta de que muchas de las situaciones del ayer, se siguen haciendo presentes hoy, tal vez no de la misma forma, pero sí con la misma esencia.

Reconozco que en nuestro país se siguen realizando grandes esfuerzos para que se viva esa la libertad tan anhelada, pero, desafortunadamente, muchos no han querido comprender su verdadero significado, y se siguen empeñando en limitar uno de los derechos humanos más grandes, que ni el mismo Dios restringe: la libertad.

Es necesario que tomemos conciencia del compromiso moral que tenemos como nación y que no es exclusivo de unos cuantos. Todos los que habitamos este país, debemos esforzarnos por retomar los valores universales, haciéndolos realidad en nuestro diario vivir.

Es necesario que salgamos del egoísmo absurdo que tanto daña el crecimiento de las personas y, por consecuencia, de la nación en general, y nos dispongamos a vivir la auténtica solidaridad con nuestro prójimo.

Mientras sigamos combatiendo unos contra otros, queriendo imponer nuestra voluntad a costa de lo que sea, sin importar a quien nos llevemos de encuentro, nunca lograremos el auténtico desarrollo social, que sigue siendo un anhelo en el corazón de muchos.


Invito para que, en la vivencia de una verdadera comunión, todos los niveles de la sociedad, cada quien desde su campo de acción, siempre respetando las acciones a favor del bien común, nos dispongamos a retomar los ideales que nos han dado esta Patria, siempre noble y generosa, en la que vivimos.

La Catedral Basílica de San Juan de los Lagos se reorganiza.


Catedral Basílica de San Juan de los Lagos

San Juan de los Lagos, Jal. (2 de septiembre) El Señor Obispo Felipe Salazar aprobó el Manual de Funciones la Catedrá Basílica, en el que se muestran algunos cambios en la organización y administración de tan insigne lugar.

En dicho documento se resalta que el Obispo es la mayor autoridad de este Santuario, seguido del Vicario General, el Canónigo Juan Francisco Navarro que por voluntad expresa del Señor Obispo lleva el cargo de Rector.

La coordinación de la pastoral del santuario estará a cargo del Sacristán Mayor, el Pbro. Antonio Márquez Lozano, y como auxiliar en dicha encomienda estará el Capellan Mayor, el Pbro. Miguel Chávez González.

El ministerio de Ecónomo será llevado acabo por el Pbro. Jaime Enrique Gutiérrez Gutiérrez, quien tiene, entre otras, la misión cuidar el patrimonio artístico e histórico y los edificios administrados por Catedral, así como todo lo referente al buen funcionamiento de las finanzas y los empleados.

Con respecto al Cabildo no se muestran grandes cambios, pues éste se rige según los estatutos que le son propios, de los que se resalta la encomienda de la oración y la administración del sacramento de la penitencia. Actualmente la presidencia del cabildo es ejercida por el Canónigo Samuel Rodríguez Ortiz y como secretario el Canónigo José Hugo Orozco Santoyo.

Para un mejor servicio a los peregrinos de este Santuario son destinados los Capellanes, que es el grupo de sacerdotes, que coordinados por el Capellán Mayor ayudan a la pastoral. En esta encomienda encontramos al Pbro. Espiridión Gutiérrez Limón, el Pbro. Salvador González Ruiz, el Pbro. Miguel Arízaga Ocegueda, el Pbro. Ruben Sepulveda Cabrera y el Pbro. Juan López Ponce.

Además el manual especifica las tareas del padre encargado de hospedaje y asistencia, entre las cuales resalta la administración de los albergues para los peregrinos. Dicho trabajo está a cargo del Pbro. Pascual Avelar Márquez.

También se especifican las labores de Vocero del Santuario, que tendrá la misión de ofrecer a los Medios de Comunicación Social, la información requerida y a los visitantes distinguidos la guía histórica y artística del santuario y anexos. Para dicho cargo aún no se ha mencionado sacerdote alguno.

Finalmente se da el reglamento para el “Cambio (de ropa) de la Virgen”.

Con este documento se espera tener una mejor atención a los peregrinos y una simplificación en la coordinación de los trabajos pastorales y administrativos de la Catedral Basílica.