miércoles, 7 de octubre de 2015

“Testimonio vivo”


“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6)
El Viajero de los Pueblos
La veracidad es uno de los valores más importantes en nuestra sociedad. Incluso más que una virtud debe de convertirse en un estilo de vida. Es en sí misma tan importante que sobrepasa el acto de decir las cosas como sucedieron, o de aconsejar con verdad lo que nos piden. No se queda en significaciones pequeñas, o en rutinas absurdas de pensar cómo explicar las cosas sin mentir. No es la ausencia de engaño, sino la búsqueda constante de la única Verdad.
Antes de comenzar a desarrollar el texto te quiero recordar algo, si has llevado la ilación de las columnas anteriores de Testimonio Vivo, te darás cuenta que usamos la misma lógica que desde el principio presentamos. Mas, si en cambio es la primera vez que lees esta pequeña intervención es de utilidad que conozcas que en base a un antecedente y a una situación podemos descubrir más fácil un concepto. Es una manera de ver los valores del Reino en las personas que nos rodean, que si bien no son las mejores, sí nos pueden ayudar a cambiar nuestro sentido de pertenencia a esta realidad.
La madre Martha es una religiosa de la congregación de Hermanas Dominicas de la Doctrina Cristiana, desde pequeña, al ser catequista buscaba ayudar a los demás a entender su fe. Había en ella una necesidad inexplicable de llevar la Verdad. Entró a la congregación para seguir su sueño, inspirada en las palabras de su Fundadora que les recordaba constantemente que Jesús es la Verdad. Esto es su antecedente.
Su situación es genial. Vive en Arandas, con su comunidad y ayudando a los centros de catecismo de la parroquia, apoya en la formación a las catequistas y organiza trabajos de evangelización y formación permanente. Siempre la madre Martha nos sacaba de dificultades e inspiraba en el grupo una confianza y seguridad inigualables, es porque Jesús está en ella. Cuando compartía su amor por los niños y su interés por que ninguno de ellos se quedara sin recibir sus clases de catecismo, nos llenaba de alegría y nos motivaba a seguir trabajando.
El concepto. La veracidad no es cuestión de conveniencia o de manipulación. Es una necesidad del hombre que busca a Dios en su vida y que lo encuentra en lo más íntimo de su corazón. ¿Cómo vivir en la Verdad? Sé honesto contigo mismo, nunca dejes de buscar a Cristo. Anúncialo, sigue hablando esa Verdad que has conocido. Date por completo y nunca olvides que Jesús está en ti.
Al terminar mi pequeña entrevista con la madre Martha me dijo unas palabras que marcaron mucho mi vida: “Quiero decir algo; ojalá que cualquiera que lea el Mensajero, un libro o alguna cosa, que busque la Verdad, desde la sinceridad del corazón. Jesús está vivo.”
Aunque nos puede parecer que estamos muy lejos del ideal cristiano de honestidad, podemos caer en la presión de creer que la Verdad es algo difícil de vivir, y que por ello se nos dificulta el camino al cielo. Sin embargo Jesús también advirtió esta preocupación en sus discípulos. Y hoy junto con ellos también nos dice: “No se inquieten, crean en Dios y crean también en mí. En la casa de mi padre hay lugar para todos. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 1-2. 6)

Ojalá que en nuestros esfuerzos diarios busquemos la Verdad con sinceridad de corazón y no nos inquietemos por lo difícil que pueda resultar el camino. Siempre Jesús va a nuestro lado, nos acompaña y nos da la fortaleza para seguir adelante. Él es el que sale al encuentro del Padre para prepararnos la habitación eterna. Ahora nos toca seguirlo, confiar en su palabra y salir presurosos detrás de él. 

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