En el marco de la
Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, nuestra Iglesia particular de
San Juan de los Lagos, festejamos con excelsa concelebración el 43º Aniversario
de la creación de Diócesis, en el Santuario de Santo Toribio Romo de Santa Ana
de Guadalupe el pasado 29 de Junio.
Siguiendo la mística
del V Plan Diocesano de Pastoral, fuimos congregados por el Espíritu del Señor
resucitado y presididos por nuestro obispo Don Felipe Salazar Villagrana,
presbiterio diocesano, religiosos y laicos, fuerzas evangelizadoras de las Parroquias
de la Diócesis, para agradecer al Señor la celebración de la IX Asamblea
Decanal de Pastoral, centrada en el tema: “En relación con Dios, la familia es
forjadora de paz: en su interior, en la sociedad y en la Iglesia”.
Esta
solemnidad señaló el tránsito del fructuoso Año de la vida en Cristo y del comportamiento
social cristiano en el cual nos sensibilizamos sobre la dimensión social de la
fe e iniciamos algunos procesos de misericordia hacia los más necesitados, al
Año del diálogo con el Dios vivo y verdadero, en el que descubriremos la
mística o espiritualidad de nuestra pastoral.
Ante la
que podría ser su última ocasión en que presida esta Celebración conmemorativa,
ya que en septiembre cumplirá la edad canónica para presentar su renuncia,
nuestro Pastor Diocesano agradeció la gracia de que el V Plan Diocesano de
Pastoral encarna la mística de Aparecida en la Misión Contienental, de haber
terminado las 94 visitas pastorales que llevaron esta mística y de promulgar la
Normativa Diocesana para los Sacramentos, concretización de un camino iniciado
hace tres años y que a partir de hoy extiende su puesta en práctica en toda
nuestra Diócesis. También expresó al pueblo cristiano su trabajo apostólico con
estas palabras: “Agradecemos a tantos cristianos que, por medio del ofrecimiento
diario de sus obras y sus personas, se unen al Sacrificio Eucarístico, y por su
unión vital con Cristo cooperan a la salvación de todo el mundo, dando
fecundidad al apostolado. A tantos enfermos y ancianos que con su oración
callada sostiene el apostolado activo de los demás agentes. A tantas comunidades
monásticas que se dedican a ese apostolado de la intercesión”.
Cabe
destacar la participación del coro de niños que animó con belleza la liturgia,
así como el envió con bendición episcopal de algunos diáconos y sacerdotes a
diversos lugares de misión, motivado por las necesidades de la Iglesia, y para fortalecer
los vínculos que nos unen con otras Iglesias particulares.
La
celebración concluyó con la bendición apostólica de nuestro Obispo Don Felipe a
los asistentes para ganar la indulgencia plenaria. Al terminar la celebración
de la eucaristía compartimos los alimentos y convivimos con alegría y generosidad
como un gesto de unidad de la comunidad diocesana.
Por P. Raúl Vargas Mendoza.
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