lunes, 7 de marzo de 2016

“La resignación nos impide no sólo caminar, sino también hacer camino”


“Tú eres la Iglesia en la que creemos”
Algunos momentos de la vida cobran trascendencia, no se olvidan, uno de esos momentos, fue cuando en 1990, nos tocó sentir la presencia y escuchar el mensaje del Papa Karoll, Juan Pablo ll, hoy santo.
En Estos días, otras personas y en diferentes localidades, pero en estas mismas tierras aztecas, tuvimos la oportunidad, sí oportunidad, porque es un momento histórico que se graba en la memoria  de las personas creyentes  o no creyentes, porque su mensaje es humano y universal.
Francisco, su simpatía, su carisma, su elocuencia, hace de Él algo que invita  a verlo y escucharlo, pero sobre todo reflexionar su mensaje que siempre es directo y sencillo.
El pasado 16 de febrero viví una experiencia que marcó mi vida, al cubrir el evento de su S.S. El Papa Francisco en México como prensa oficial del Periódico “Mensajero Diocesano”.
Los dos eventos que presencié fueron: En el Estadio Venustiano Carraza, donde asistieron alrededor  de 20 mil  personas, entre ellos: presbíteros, religiosos, religiosas y seminaristas, el mensaje fue dirigido  a ellos,  también  se realizó una celebración Eucarística, En el cual su S.S. Papa Francisco mencionaba: “Ay de nosotros si NO somos testigos de lo que hemos visto y oído”.
El segundo evento fue el encuentro con los jóvenes, donde  en el  estadio José María Morelos, S.S El Papa Francisco  dirigió un mensaje  a más 80 mil jóvenes, dónde 35 mil estuvieron dentro del estadio  y 50 mil fuera del estadio, pero de igual manera se pudo apreciar este magnífico evento por las pantallas que colocaron al rededor del estacionamiento.
 El Papa Francisco, nos invitó a valorarnos, “No se puede vivir la esperanza si primero uno no logra valorase” mencionando  que México es un país rico en  jóvenes y por lo tanto lleno de esperanza.
La venida  de S.S el Papa Francisco marcó  la diferencia ante este México lleno de retos, sus mensajes fueron  llenos esperanza y alentadores.  Él  nos invita a que seamos nosotros los generadores del cambio y busquemos el bien común, donde la misericordia entre a nuestros corazones y se refleje en nuestros actos.
Esto es un poco de mi experiencia que les comparto, gracias al periódico Mensajero Diocesano.
Sandra Padilla 

Clausura del IX Diplomado de Bioética, con sede en Yahualica, Jal.



“Se estudia Bioética no para saber más, sino para ser mejor”

 Hablar de bioética es hablar de la experiencia humana de nuestro propio ser. Por ello bioética no es teoría, sino práctica, es relación, es compartir en el día a día, los sufrimientos y los enigmas de la propia existencia. Recordemos que la vida por sí sola no tiene sentido, tenemos que dárselo, tenemos que forjar metas, ideales, deseos, etc. pero sobre todo tener en claro las palabras del Papa Benedicto XVI “No basta con parecer buenos y honestos, es necesario serlo realmente”.
El pasado sábado 27 de febrero se clausuró el IX Diplomado de Bioética, en esta ocasión con sede en Yahualica, Jal., donde 33 personas, amas de casa, poetas, médicos, maestros, , trabajadores de la salud, mamás, padres, etc., junto con el equipo de la Vocalía de Bioética  agradecimos a Dios por todo lo vivido en el diplomado.
Dentro de cada una de las sesiones durante estos meses, nos hemos  cuestionado realidades en el campo de las ciencias de la vida, del cuidado de la salud y algunos aspectos de nuestra vida cotidiana. Hemos logrado promover una reflexión ética, lo que nos permitirá, tomar los caminos correctos con un sólido fundamento.
No basta animar al debate y al diálogo interdisciplinar entre la medicina, la filosofía y la ética, es necesario difundir  una bioética basada  en una implicación recíproca del yo y los otros como de la naturaleza y el espíritu.
El Diplomado busca contribuir a “mover la propia conciencia” para vernos  implicados en la Bondad y la Verdad que tienen distintos rostros en nuestra realidad. Para “darnos cuenta de esto”, es necesario hacer juntos “experiencia de bien”, vivir los “valores del Reino” en nuestras relaciones y tareas ordinarias.

Sin duda este camino recorrido juntos que inició el 7 de febrero del año pasado, nos ha mostrado como en la actualidad, la bioética es un campo prioritario y crucial para la responsabilidad moral, en la que está en juego la posibilidad del desarrollo humano integral (Caritas in Veritate n.7).