“Tú eres la Iglesia en la que creemos”
Algunos momentos de la vida cobran trascendencia, no se
olvidan, uno de esos momentos, fue cuando en 1990, nos tocó sentir la presencia
y escuchar el mensaje del Papa Karoll, Juan Pablo ll, hoy santo.
En Estos días, otras personas y en diferentes localidades,
pero en estas mismas tierras aztecas, tuvimos la oportunidad, sí oportunidad,
porque es un momento histórico que se graba en la memoria de las personas creyentes o no creyentes, porque su mensaje es humano y
universal.
Francisco, su simpatía, su carisma, su elocuencia, hace de
Él algo que invita a verlo y escucharlo,
pero sobre todo reflexionar su mensaje que siempre es directo y sencillo.
El pasado 16 de febrero viví una experiencia que marcó mi
vida, al cubrir el evento de su S.S. El Papa Francisco en México como prensa
oficial del Periódico “Mensajero Diocesano”.
Los dos eventos que presencié fueron: En el Estadio
Venustiano Carraza, donde asistieron alrededor
de 20 mil personas, entre ellos:
presbíteros, religiosos, religiosas y seminaristas, el mensaje fue
dirigido a ellos, también
se realizó una celebración Eucarística, En el cual su S.S. Papa
Francisco mencionaba: “Ay de nosotros si NO somos testigos de lo que hemos
visto y oído”.
El segundo evento fue el encuentro con los jóvenes, donde en el
estadio José María Morelos, S.S El Papa Francisco dirigió un mensaje a más 80 mil jóvenes, dónde 35 mil estuvieron
dentro del estadio y 50 mil fuera del
estadio, pero de igual manera se pudo apreciar este magnífico evento por las
pantallas que colocaron al rededor del estacionamiento.
El Papa Francisco,
nos invitó a valorarnos, “No se puede vivir la esperanza si primero uno no
logra valorase” mencionando que México
es un país rico en jóvenes y por lo
tanto lleno de esperanza.
La venida de S.S el
Papa Francisco marcó la diferencia ante
este México lleno de retos, sus mensajes fueron
llenos esperanza y alentadores.
Él nos invita a que seamos
nosotros los generadores del cambio y busquemos el bien común, donde la
misericordia entre a nuestros corazones y se refleje en nuestros actos.
Esto es un poco de mi experiencia que les
comparto, gracias al periódico Mensajero Diocesano.
Sandra Padilla