viernes, 4 de septiembre de 2015

QUE HERMOSO SON LOS PIES DEL MENSAJERO QUE ANUNCIAN LA PAZ


“Que hermosos son los pies del mensajero que anuncian la paz”
(Is 52,7)
Así reza la cita bíblica de Isaías 52, 7en la Sagrada Escritura, y que bien podría ser un slogan promocional para alguna causa misionera. Si bien en esta ocasión no se ha escrito para ese fin, sí para ilustrar de alguna manera la gran actividad misionera que muchos sacerdotes de nuestra querida diócesis hacen dentro y fuera del país.
Con mucha alegría recibimos el pasado 18 de agosto del presente año, en el Seminario Mayor Diocesano de San Juan de los Lagos, sacerdotes y seminaristas a los sacerdotes P. Sergio Abel Mata y el P. Alfredo Palacios, quienes, en un espíritu de oración y fraternidad, nos compartieron sus experiencias de misión en tierras lejanas, diríamos mejor: muy, muy lejanas, Rusia para ser más precisos.
Comenzando la eucaristía tanto seminaristas como sacerdotes esperábamos ansiosos el momento en nos compartirían su experiencia, siendo el P. Sergio quien, a nombre propio y del P. Alfredo tomó la palabra para, no solo hacer de nuestro conocimiento las actividades que, a un año de su partida, han realizado, sino para manifestarnos todo lo que Dios, a pesar de tantas limitaciones ha hecho a través de ellos.
“Todo se nos dificultaba” “no salíamos a la calle porque no sabíamos cómo nos verían las personas de allá”. Son algunas de las palabras que nos compartían al estar platicando su experiencia, y es que no es fácil adaptarse a un estilo de vida tan diferente al que se está acostumbrado; a una forma de ser tan distinto, que no solo incluye la gastronomía, sino el clima, el idioma, a cultura, etc. Sin embargo, el amor a Cristo, todo lo puede, todo lo alcanza, todo lo vence y para ejemplo están estos dos sacerdotes que valientes han emprendido una aventura muy distinta a la acostumbrada en un lugar en los que se tienen planes de pastoral bien estructurados, fieles que asisten regularmente a los eventos organizados, una piedad popular que le da sabor a la religiosidad de la diócesis.
Sintiendo el llamado de Dios, aunque quizás ingenuamente al principio, después fue convirtiéndose en convicciones que ahora los motivan a continuar su misión, es de alguna manera como lo expresaban al aceptar la invitación del Obispo a ir a esas tierras. Cuando se entiende que el sacerdote tiene una misión universal, es relativamente fácil aceptar semejantes invitaciones.
Jesús en su mensaje es bien claro, “Vallan por todo el mudo y prediquen el evangelio” (Cf. Mc 16, 15) y atendiendo a este llamado, estos dos hermanos sacerdotes has decidido darlo todo por el evangelio. Han emprendido una aventura que, aunque difícil, sin duda ha de ser para ellos una oportunidad de plenificar su sacerdocio. Realmente que hermosos son los pies del mensajero que anuncian la paz; la esperanza cuando pareciera que ya nada se pude hacer en un mundo en el que la indiferencia religiosa impera, en un mundo en el que Cristo ya no es la buena nueva para muchos. Sin embargo, aunque muchos no han aceptado aún el mensaje evangélico, y así lo dejaban ver estos hermanos sacerdotes, por otro lado, lo que pareciera que es poco, se convierte como la semilla de mostaza que crece y germina.
Dios bendiga el ministerio de todos los misioneros que se dan la oportunidad para sembrar la semilla del evangelio en los hijos de Dios que aún no han oído hablar de su amor Salvador.
Alejandro Gutiérrez Pedroza, seminarista de tercero de teología.


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